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El Patriarcado Ecuménico




El Patriarcado Ecuménico es la primera sede eclesiástica de la Iglesia ortodoxa católica. De acuerdo a la Tradición, Andrés, el primer llamado de los apóstoles, proclamó el Evangelio en las más amplias regiones de Asia Menor, del Mar Negro, de Tracia y de Achaia, donde fue martirizado. En el año 36 D.C el apóstol Andrés estableció la Iglesia local en las costas del Bósforo, en la ciudad que entonces llamaban Bizancio, luego Constantinopla-Nueva Roma y hoy Estambul. San Andrés es el Patrono del Patriarcado Ecuménico y su memoria se festeja el 30 de Noviembre.

El título "Patriarca Ecuménico" se remonta al siglo VI de nuestra era y constituye una exclusiva prerrogativa y privilegio que históricamente ha correspondido solamente al Arzobispo de Constantinopla. El Patriarca Ecuménico Bartolomé, como Arzobispo de Constantinopla y Nueva Roma, ocupa el primer trono de la Iglesia ortodoxa católica y preside a todos los primados ortodoxos. Estos líderes son los primados de los antiguos Patriarcados de Alejandría, de Antioquia, y de Jerusalén, como así también de los Patriarcados más recientes, es decir, de Moscú, de Serbia, de Rumania, de Bulgaria, de Georgia y de las Iglesias Ortodoxas de Chipre, de Grecia, de Polonia, de Albania, de Chequia y Eslovaquia y de Ucrania, como así también entre otras muchas Arquidiócesis y Metrópolis en todo el mundo, como en Europa, en América, en Oceanía y en Asia. Además, el Patriarca Ecuménico tiene la responsabilidad de convocar los Sínodos y Asambleas Pan-ortodoxas, promover los diálogos ínter-eclesiásticos e interreligiosos, de esta forma ayudando a la unidad de la Iglesia Ortodoxa en su totalidad como punto de referencia y primera voz. Trascendiendo los límites nacionales y étnicos, el Patriarca Ecuménico es el líder espiritual de más de 300 millones de ortodoxos en todo el mundo.



El actual Patriarca Ecuménico, Su Toda Santidad Bartolomé, nació en el año 1940 en Imbros, y su nombre según el siglo es Demetrio Archontonis. Su Santidad el Patriarca Bartolomé fue electo en Octubre de 1991 como Arzobispo de Constantinopla, Nueva Roma y Patriarca Ecuménico. Es el 270º Arzobispo en la historia de 2000 años de la Iglesia fundada por el Apóstol Andrés.



El Patriarca Ecuménico Bartolomé recibió la educación inicial y media en su natal Imbros y en Constantinopla. Habiendo terminado sus estudios universitarios en la escuela teológica de Halki, Su Santidad continuó con los estudios de Postgrado en el Pontificio Instituto de Estudios Orientales dependiente de la Universidad Gregoriana de Roma, en el Instituto Ecuménico de Bossey en Suiza y en la Universidad de Munich. Su tesis doctoral versa sobre el Derecho Canónico. Ha sido miembro fundador de la Sociedad de Derecho Canónico de las Iglesias Orientales. Fue ordenado diácono en 1961 y presbítero en 1969. Desde el 1968 hasta el 1972 desempeñó el cargo de adjunto al rector de la escuela teológica de Halki, y a continuación y hasta 1990, como director de la oficina particular de su Predecesor, el bienaventurado Patriarca Demetrio. En el año 1973 es electo y consagrado Metropolita de Filadelfia y en 1990 Metropolita de Calcedonia.

El Patriarca Ecuménico ha sido investido con el grado de doctor honoris causa por prestigiosos centros académicos internacionales, como las Universidades de Atenas, Tesalónica, Patra, y Ioánnina en Grecia; Georgetown y Yale en Estados Unidos; Flinders en Australia y Manila en las Filipinas, así como las Universidades europeas de Londres, Edimburgo, Louvain, Moscú, Boloña, y Bucarest. Habla griego moderno, turco, italiano, alemán, francés e inglés. Asimismo domina con soltura la antigua lengua helena y el latín.

La experiencia personal y la formación teológica del Patriarca Ecuménico le conceden una perspectiva única en las relaciones ecuménicas y en los temas sobre el medio ambiente. Su Santidad ha trabajado incansablemente para la reconciliación entre las Iglesias Cristianas y ha adquirido fama mundial por sus aportes en el despertar de la sensibilidad mundial por el medio ambiente. Ha trabajado para la promoción de la reconciliación de la Iglesia Ortodoxa con la Iglesia Católica Romana y la Iglesia Anglicana, como así también con otras Confesiones, a través de los diálogos teológicos y de sus relaciones personales con los respectivos líderes, a fin de tratar temas de interés común. Mantiene una estrecha cooperación con el Consejo Mundial de Iglesias, habiendo sido miembro de su Comisión Ejecutiva y Central, como así también de la Comisión de Fe y Constitución. Asimismo por su propia iniciativa ha convocado numerosos encuentros y debates internacionales con líderes musulmanes y hebreos en un intento por promover el mutuo respeto y la libertad religiosa a nivel universal, y por esto fomenta activamente los encuentros interreligiosos en todo el mundo. Por fin, el Patriarca Ecuménico ha jugado el papel principal en la reorganización e histórico  refuncionamiento de la Iglesia Autocéfala de Albania, de la Iglesia Autónoma de Estonia y de la autocefalia de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana, proporcionando el respectivo apoyo espiritual y moral a muchas naciones tradicionalmente ortodoxas, las cuales han salido de decenios de persecución religiosa tras el muro de acero.

El rol del Patriarca Ecuménico como primer líder espiritual de la cristiandad ortodoxa y figura internacional de influencia mundial continúa reforzándose con el correr de los años. Ha sido co-organizador de variados congresos internacionales para la paz, así como encuentros sobre el racismo y el fanatismo, trayendo mano a mano a cristianos, musulmanes y hebreos, con el fin de la creación de un espíritu de mayor cooperación y mutua comprensión. Ha sido invitado a dar conferencias en el Parlamento Europeo, en la UNESCO, en el Forum Económico Mundial, como así también en variados parlamentos nacionales. Ha organizado seis congresos internacionales interreligiosos en relación con el problema mundial ecológico de los ríos y de los mares, iniciativas que le han valido el título del "Patriarca Verde", a la vez que ha recibido numerosos e importantes distinciones por su lucha por la salvaguarda del medio ambiente.


La labor pastoral del Patriarca Ecuménico Bartolomé se ha caracterizado por la cooperación ínter-ortodoxa, por el diálogo ínter-cristiano y el diálogo interreligioso, como así también por sus visitas a países ortodoxos y musulmanes, países los cuales fueron raramente visitados en el pasado por Primados de la Iglesia Ortodoxa.  Sus esfuerzos por fomentar y reforzar la libertad religiosa y los derechos humanos, sus iniciativas para promover la tolerancia entre las diversas comunidades religiosas del mundo conjuntamente con su labor en la dirección de la paz mundial y la protección del medio ambiente lo han situado justamente en la cima de los visionarios mundiales como un apóstol de amor, de paz y de reconciliación. En 1997 le fue concedida la medalla de oro del Congreso Norteamericano.

PATRIARCADO ECUMENICO
Dr. Sadik Ahmet Cad. No.19
Fatih-Halic 34220
Estambul, Turquía

Tel: +90 212 531 9670-76
Fax: +90 212 531 6533
e-mail: patriarchate@ec-patr.org
Página web: https://ec-patr.org/


¿QUIÉN ES EL PATRIARCA ECUMÉNICO? Y ¿QUÉ ES EL PATRIARCADO ECUMÉNICO?

El Patriarca Ecuménico no pretende que sus privilegios tengan origen divino. No pretende así, ser “obispo universal”. No pretende tener infalibilidad dogmática ni jurisdicción inmediata y absoluta sobre todos los fieles. No está por encima de los Concilios Ecuménicos y de todo juicio eclesiástico. No posee autoridad mundana ni soberanía absoluta. La primacía de su Sede apostólica y su jurisdicción que de ella fluye, se define y se verifica claramente en los Santos Cánones y en la Historia.

Y, la Historia insobornable da testimonio y manifiesta que la vida del Trono Ecuménico está tan entrelazada con la vida y la historia del auténtico Cristianismo Ortodoxo de los Santos Concilios Ecuménicos y con las constantes y duras  luchas libradas para preservar la Fe y defender el orden canónico, de manera que se pueda decir que, por medio de ella, se completa y se continúa toda la historia de la Iglesia Ortodoxa...

Cátedra ecuménica y centro pan-ortodoxo fue y es el Patriarcado Ecuménico, y, al mismo tiempo, centro de intercesión ante el Altísimo por la conservación de la Fe de nuestros Padres y de la legislación canónica y eclesiástica, por la estabilidad de la Santas Iglesias de Dios y por la unión de todos; intercesión en la que ninguna voluntad de autoridad se entremezcla.

El Trono Ecuménico contempla su precedencia, no como medio de satisfacer vanidades y de imponer la autoridad absoluta en la Iglesia y en el orden eclesiástico, en perjuicio de las demás Iglesias Ortodoxas, sino sencillamente como precedencia en la humilde diaconía, en el espíritu del amor, de la paz y del respeto mutuo a favor de los intereses, de la gloria y de la grandeza de la Santa Iglesia Católica Ortodoxa Oriental: “Yo estoy en medio de vosotros como el sirviente”.

Máximos, Metropolita de Sardis (1986)


¿Qué debe al Patriarcado Ecuménico la Ortodoxia extendida por los confines de la tierra?

a) Le debe la preservación del dogma ortodoxo. Preocupación de la Madre Iglesia fue y es, la de preservar la palabra de la Verdad. Ello fue posible por medio de muchos Concilios Ecuménicos y locales, reunidos a través de los siglos.

b) Le debe la Divina Liturgia de San Juan Crisóstomo, que siendo en sus bases apostólica, a través de Antioquia llegó a Constantinopla y de ella a todo el mundo ortodoxo. También la de San Basilio Magno y la de los Dones Pre-santificados, fueron conformadas en Constantinopla y de allí fueron divulgadas.

c) Le debe la Himnografía Eclesiástica. Romano el Mélodo (Compositor músico), Justiniano, León el Sabio, Constantino Porfirogéneto, Icasía Monja, Teodoro Studita, José de Tesalónica, José el Himnógrafo, Juan Mavropus y muchos otros, allí en Constantinopla vivieron, escribieron, compusieron música. Además, los grandes autores de los cánticos: Andrés el Cretense, Juan Damasceno, Cosme de Maiumá, se dieron a conocer por medio de los Monasterios de Constantinopla.

d) Le debe la Música Eclesiástica, la música de los ángeles, según la expresión de Alejandro Papadiamantis. Todos los grandes maestros allí compusieron, cantaron y dieron forma a la melodía ortodoxa. Juan el Dulce, Juan Cucuzelis, Juan Cladas y muchos otros, hasta nuestros días, gigantes de Sitial Cantoral Patriarcal, nos entregaron melodías divinas capaces de ablandar al corazón más pétreo.

e) Le debe el orden eclesiástico, los ordenamientos del ceremonial que, llegados de Jerusalén a Constantinopla, a través de sus Monasterios y en particular el de Studio, llegaron hasta nosotros. El llamado ceremonial de San Sabas no es otro que el ceremonial del famoso Monasterio de Studio. Estos ordenamientos se encuentran vigentes en todo el mundo Ortodoxo.

f) Le debe la Literatura Patrística. Los divinos discursos de Gregorio el Teólogo, de San Juan Crisóstomo, de Proclo, de San Focio, de Teodoro de Studio y muchos más hasta nuestros días.

g) Le debe el arte cristiano ortodoxo. Las artes sacras, la arquitectura, la iconografía, el arte de los mosaicos. De Vladimir de Rusia hasta Venecia y de Sicilia hasta las ermitas de Capadocia, esta influencia es evidente.

h) Le debe la preservación de la Literatura antigua. Platón, Aristóteles, los trágicos y los cómicos serían desconocidos a la humanidad si no fuesen preservados por los copistas de los Monasterios de Constantinopla.

i) Le debe la fraternidad y el amor al prójimo. Los orfelinatos y los hospedajes, las leproserías y tantos otros institutos, son testigos indubitables. Basta una simple lectura del ceremonial del Monasterio del Pantocrátor para que sea convencido el más incrédulo.

j) Le debe la condena del nacional-racismo que fragmentó al mundo ortodoxo. Enseño que por encima de la raza y de la etnia está la Fe Ortodoxa, que une a todos en una misma familia bendita.

k) Le debe el espíritu Ecuménico, que se encuentra en aguda contraposición al localismo eclesiástico.

l) Le debe la divulgación de la Fe a los pueblos “bárbaros”, desde la época de San Juan Crisóstomo y antes aún, hasta la de San Focio y aún después de éste: fenicios, búlgaros, magiares, eslavos orientales (ucranianos, rusos, serbios) y Occidentales (Moravos, eslovacos), rumanos, de Constantinopla recibieron la inextinguible Luz de Cristo. Pero también las misiones ortodoxas actuales (América, Asia, Oceanía), mucho le deben.

m) Le debe la preservación de la peculiaridad cultural de los pueblos ortodoxos. El alfabeto cirílico, la autocefalía eclesiástica, el uso del culto de las lenguas de los nuevos iluminados en Cristo y tantas otras cosas que conformaron las naciones ortodoxas actuales.

n) Le debe la administración pastoral de tantas sacras Arquidiócesis esparcidas por el mundo, que viven y se desarrollan bajo el árbol frondoso de la Gran Iglesia de Cristo en Constantinopla.

o) Le debe, particularmente el Helenismo, como también todos los otros pueblos balcánicos, la preservación de la lengua, el desarrollo de la educación en tiempos difíciles (dominio otomano), la creación de una cultura superior, la conformación de la conciencia nacional, su propia existencia.

p) Le debe la conciencia de que los pastores de la Iglesia son diáconos de misterios, servidores del pueblo de Dios, y si fuera necesario, víctimas, sacrificios voluntarios, atormentados, maltratados, decapitados por el amor de Cristo (véase el fenómeno de los neo-mártires).

q) Le debe la doctrina de que la Fe cristiana no es un privilegio, no es derecho y provecho, sino paciencia en las angustias y en las tentaciones, testimonio y martirio.

r) le debe la permanencia en lo que cada uno fue asignado, a pesar de las circunstancias adversas, del ambiente desfavorable, de la disposición hostil de los que nos rodean.

s) Le debe la conciencia de que la Iglesia de Cristo es Madre cariñosa lactante, atenta, que cría a sus hijos con la enseñanza y la exhortación del Señor, derramándoles manantiales de vida.

t) Le debe el buen camino hacia la vida eterna, enseñando que los cristianos viven en sus patrias, pero como si fuesen extraños, pues la patria eterna es el Reino Celestial, que se alcanza con arrepentimiento, humildad y vida ortodoxa.

En consecuencia todos le debemos todo a la Madre Gran Iglesia de Cristo, el Patriarcado Ecuménico de Constantinopla. Nuestras son solamente las amarguras que le propinamos cada tanto, que son más amargas que el ajenjo, como hijos maleducados, olvidadizos, desagradecidos y desobedientes a sus Padres.

+ Archimandrita Dositeo (2023)