+ B A R T O L O M É
POR LA MISERICORDIA DE DIOS
ARZOBISPO DE CONSTANTINOPLA
- NUEVA ROMA
Y PATRIARCA ECUMÉNICO
AL PLÉROMA DE LA IGLESIA,
QUE LA GRACIA Y LA PAZ
DE NUESTRO SALVADOR Y SEÑOR
JESUCRISTO,
JUNTO CON NUESTRA ORACIÓN,
LA BENDICIÓN Y EL PERDÓN SEAN CON TODOS
* * *
Honorabilísimos hermanos Jerarcas y benditos hijos en el Señor,
La gracia del Dios del amor nos
hizo dignos una vez más, de entrar en el período del Triodion de compunción,
benéfico para las almas, y alcanzar la Santa y Gran Cuaresma, etapa de luchas
ascéticas, llena de dones superiores y del gozo de la crucifixión y
resurrección. Durante este tiempo bendito se revela claramente la riqueza
espiritual y el dinamismo de la vida de la iglesia y la referencia salvífica de
todas sus manifestaciones.
Mucho nos ha enseñado ya el orgullo
autojustificativo y sin salida del fariseo, el moralismo infértil y la dureza
de corazón del hijo mayor de la parábola del hijo pródigo, la insensibilidad y
la condenación de aquellos que se desinteresaron de los hambrientos, los
sedientos, los extranjeros, los desnudos, los enfermos y los prisioneros , los
"hermanos menores" del Juez. En todos nosotros se ha revelado el
valor y el poder de la humildad y del arrepentimiento, del perdón y de la
caridad, actitudes a cuyo cultivo la Iglesia nos llama enfáticamente durante el
próximo período.
La Santa y Gran Cuaresma es un
tiempo de bienvenida purificación y ejercicio espiritual, mental y físico, que
se realiza, como hemos escuchado en el pasaje evangélico que acabamos de leer,
a través del ayuno, que no está permitido observar "para ser visto por los
hombres", así como mediante el perdón hacia los hermanos: "Si
perdonáis a los hombres sus ofensas, también vuestro Padre celestial os
perdonará a vosotros" [1]. Esto, además, lo confesamos cada día en la
oración dominical con la frase "así como nosotros perdonamos a nuestros
deudores" [2].
Ayer, sábado de Tyrofagos, la Iglesia honró la memoria de los
santos y santas que brillaron en la ascesis. Los santos no son sólo
modelos de los creyentes en la buena lucha de la vida en Cristo y según Cristo,
sino también compañeros, amigos y ayudantes en las penurias ascéticas del
ayuno, el arrepentimiento y la humildad. No estamos solos en nuestros
esfuerzos, pues tenemos a Dios que se complace y nos bendice, a los Santos y
Mártires que nos asisten y, por encima de todo, la intercesión hacia el Señor
de la Santísima Theotokos. La santidad es evidencia del poder de la gracia
de Dios y de la sinergia del hombre, en la Iglesia, mediante la participación
en los santos sacramentos y la observancia de los mandamientos divinos. No
hay "piedad gratuita" ni "cristianismo fácil", tampoco
"puerta ancha" ni "camino espacioso" que conduzca al Reino
de los cielos [3].
La Iglesia nos recuerda constantemente que la salvación no es un
hecho individual, sino un acontecimiento eclesiástico, un ejercicio
común. Durante la Santa y Gran Cuaresma, amparada por Dios, se revela la
importancia decisiva para la vida espiritual de los fieles de la participación
en la vida de la comunidad, en la familia cristiana y en la parroquia o,
respectivamente, en la comunidad monástica. Deseamos exaltar la función de
la familia cristiana como comunidad de vida para experimentar la espiritualidad
de la Gran Cuaresma. Nuestro antecesor entre los Santos Juan el Crisóstomo,
llamaba a la familia una "pequeña Iglesia"[4]. En efecto, en la
familia se produce la eclesiastización de nuestra existencia, se desarrolla el
sentido del carácter social y comunitario de la vida humana y de la vida en
Cristo, se experimenta el amor, el respeto mutuo y la solidaridad, la vida y la
alegría de la simbiosis como don divino. El esfuerzo común por implementar la
regla eclesiástica y la moral del ayuno en el contexto de la familia pone de
relieve el carácter carismático de la vida ascética y, más ampliamente, la
certeza de que todas las cosas verdaderas, modestas y justas de nuestra vida
vienen de arriba, que, a pesar de nuestra propia sinergia y contribución, al
final superan lo humanamente posible y las medidas humanas. Por otro lado,
la comunidad de vida, el amor hacia los otros que no busca su interés y el
perdón no dejan lugar a exigencia de los derechos y la autocomplacencia. Una
expresión de este espíritu de "libertad común" y de ascetismo
eucarístico es la conexión inseparable del ayuno, la filantropía y la
participación en la vida parroquial y litúrgica de la
Iglesia. Experimentar el "clima cuaresmal" en la familia
cristiana conduce a la profundidad de la verdad de la experiencia eclesiástica
y es cuna y punto de partida del testimonio cristiano en la sociedad moderna
secularizada.
Orad, hermanos e hijos, para que
atravesemos todos la etapa de la Santa y Gran Cuaresma con celo divino en el
ayuno y el arrepentimiento, en la oración y la compunción, haciendo las paces
con nosotros mismos y con los demás, compartiendo la vida, mostrándonos
"prójimos" de los necesitados de obras de filantropía, perdonándonos
mutuamente y glorificando en todo el nombre celestial del Dios de misericordia,
pidiéndole que nos conceda llegar con la mente purificada a la Semana Santa y
Grande y adorar con gozo y exultar en Su gloriosa Resurrección.
Santa y Gran Cuaresma 2024
† Bartolomé de Constantinopla
Fervoroso suplicante por todos ante Dios
__________
1. Mateo 6, 14.
2. Mateo 6, 12.
3. Mateo. 7, 13-14.
4. Juan Crisóstomo, comentario
a la Carta a los Efesios, PG 62, 143.
Léase en la iglesia el domingo de Tyrofagos, 17 de marzo,
inmediatamente después del santo Evangelio.