Convocadas por el Arzobispado de Madrid y la Asamblea Episcopal Ortodoxa de España y Portugal, varios centenares de personas se han juntado este sábado, 2 de septiembre, en la Casa de Campo para celebrar la segunda oración ecuménica por el cuidado de la creación, en esta ocasión con la mirada puesta en la tarea de ser custodios del agua.
Con el cardenal Osoro han concelebrado el padre Macario en representación del obispo ortodoxo rumano, monseñor Timotei; el arzobispo siro-ortodoxo, monseñor Nicolaos Matti, y el archimandrita padre Demetrio en representación del metropolita monseñor Policarpo, del Patriarcado ecuménico de Constantinopla.
Durante toda la oración, amenizada con música del grupo Siquem, han sido constantes las muestras de ese «empeño ecuménico de custodiar el agua». Uno de los momentos centrales ha estado protagonizado por un grupo de scouts católicos, que ha ido llevando cuencos de agua al altar mientras, a través de la megafonía, se oían frases como «1.000 millones de personas no tienen agua», «el ciclo del agua y el de la vida son uno» o «hay lugares en los que un barril de agua cuesta más que un barril de petróleo». Esa agua ha sido bendecida después y asperjada entre los asistentes.
La celebración de la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, instaurada por el Papa en 2015, había arrancado unas horas antes con una mesa redonda en el colegio Cristo Rey. En ella el archimandrita padre Demetrio, Vicario General de nuestra Metrópolis, ha subrayado que, para los creyentes, el cuidado del agua es «una cuestión de fe». «El universo no existe por azar, es la manifestación amorosa de Dios. Y vemos el terrible daño que se hace al medio ambiente como resultado del pecado, también de nuestro pecado personal», ha destacado, para luego incidir en que, como Iglesia, tenemos que levantar la voz para advertir «la dimensión real de los peligros que nos amenazan».
En primer lugar, ha explicado, «podemos contribuir en la formación de la conciencia social ecológica». También «debiéramos prestar nuestro apoyo a las víctimas de la crisis ecológica». Y por último, hay que dar «testimonio personal». «El estilo de vida del cristiano debiera ser un anticipo de lo que puede ser el estilo de vida de toda la sociedad. […] Podemos llevar un tren de vida más sencillo, librándonos del apremio del consumo», ha añadido.
Fuente: Arzobispado de Madrid
Adaptación propia