jueves, 29 de diciembre de 2016

Navidad según el calendario juliano en Zaragoza (Aragón)


Su Toda Santidad el Patriarca Ecuménico Bartolomé I: El Patriarca de la solidaridad


Se ha ganado el apodo de “El Patriarca verde” por ser un líder religioso preocupado por los alarmantes problemas medioambientales desde hace al menos dos decenios. En 2008, la revista Time incluyó a Su Toda Santidad el Patriarca Ecuménico Bartolomé entre las cien personas más influyentes del mundo, por “definir el ecologismo como una responsabilidad espiritual”.

El papel del Patriarca Ecuménico Bartolomé I, como principal líder espiritual del mundo cristiano ortodoxo y como figura transnacional de importancia mundial, adquiere cada vez más relevancia. A principios de este año, el Patriarca Bartolomé desplegó grandes esfuerzos para organizar el Santo y Gran Concilio de la Iglesia Ortodoxa en Creta. Continúan asimismo su labor promoviendo la libertad religiosa y los derechos humanos, sus iniciativas para fomentar la tolerancia religiosa entre las religiones del mundo, además de su trabajo por la paz internacional y la protección del medio ambiente. Se le sitúa justamente entre los principales visionarios, pacificadores y mediadores del mundo, como apóstol del amor, de la paz y de la reconciliación.

Veinticinco años como Arzobispo de Constantinopla y Patriarca Ecuménico

El Patriarca Ecuménico Bartolomé, Arzobispo de Constantinopla, concedió una entrevista especial a las Noticias del Consejo Mundial de Iglesias (CMI). Parte de la conversación tuvo lugar en el Patriarcado Ecuménico de Estambul, a principios de diciembre, cuando el secretario general del CMI, el Rev. Dr. Olav Fykse Tveit, se reunió con el Patriarca Bartolomé. La reunión coincidió con la celebración de los 25 años del Patriarca Bartolomé como Arzobispo de Constantinopla y Patriarca Ecuménico.

Nos reunimos en la oficina de su domicilio, una habitación cálida y acogedora, decorada con colores vivos, llena de libros e imágenes. La estancia narra la vida de Su Toda Santidad. Nos recibe calurosamente, ofreciéndonos café y pasteles. En seguida hace que nos sintamos bienvenidos.

El Patriarca Ecuménico Bartolomé nació en 1940, como Demetrios Archondonis, en la isla de Imvros (hoy, Gokceada, Turquía). En octubre de 1991 Bartolomé fue elegido 270º arzobispo de la iglesia fundada hace 2.000 años por San Andrés, para servir como Arzobispo de Constantinopla, Nueva Roma y Patriarca Ecuménico.

P: Hace muchos años que Su Toda Santidad participa en el Consejo Mundial de Iglesias, como miembro de la Comisión de Fe y Constitución, pero también como antiguo alumno de Bossey. ¿Cuáles son sus principales impresiones sobre el movimiento ecuménico?

El Patriarca Ecuménico Bartolomé: “Efectivamente, hemos participado en el Consejo Mundial de Iglesias desde el inicio mismo de nuestro ministerio, y posteriormente hemos sido miembro de su Comité Central y su Comité Ejecutivo, y también de su Comisión de Fe y Constitución durante 15 años, en la que ocupamos el cargo de vicemoderador durante ocho años (1975-1983). De hecho, desempeñamos la labor de vicemoderador de esa Comisión durante la elaboración del documento sobre Bautismo, Eucaristía y Ministerio, en que la ortodoxia tuvo una profunda influencia. También hemos participado, ya sea como representantes o como jefes de la delegación del Patriarcado Ecuménico, en tres asambleas generales del CMI: Uppsala (1968), Vancouver (1983), y Canberra (1991).”

“Ya nuestros estudios de postgrado nos habían expuesto a la iglesia católica en Roma y en Munich, y también a las iglesias protestantes, y, de forma más general, al movimiento ecuménico en Bossey, con teólogos tan destacados como el difunto Nikos Nissiotis. Sin duda, debemos esta formación a nuestro venerable predecesor, el Patriarca Ecuménico Atenágoras, quien abrió los corazones y las mentes de los jóvenes seminaristas y clérigos del Fanar a las relaciones y al diálogo entre cristianos”.

“Transforma la oscuridad en luz”

P: Nuestro mundo está cambiando rápidamente. Vivimos tiempos difíciles, pero el creyente sabe que el Señor está presente y activo en el mundo. ¿Cuál es el mayor desafío en la actualidad para la vida de fe y la proclamación del Evangelio?

El Patriarca Ecuménico Bartolomé: “Estos son ciertamente tiempos difíciles, e incluso oscuros, en que discernir la presencia de Dios en medio de las turbulencias de nuestro mundo resulta una tarea compleja”. Por todas partes vemos cada vez más dolor y más sufrimiento, muchas veces incertidumbre y hostilidad. Un cristiano siente la tentación de lanzarse a juzgar y condenar la maldad evidente de nuestra sociedad y nuestro mundo. Pero esa sería una reacción simplista y poco productiva. El desafío que se nos plantea a los cristianos es mantener la mirada en Cristo para transformar la oscuridad en luz, el desaliento en esperanza, y el sufrimiento en reconciliación”.

“Recordamos el sermón que ofreció el difunto Metropolitano Melitón de Calcedonia el día de nuestra ordenación al Diaconado, hace cincuenta y cinco años: “No apartéis nunca vuestra mirada del Señor transfigurado”, dijo, “llevad siempre esta luz que nunca se apaga para todas las personas”. Esa es hoy nuestra misión al proclamar el Evangelio. ¿Estamos tan distraídos por los problemas y la confusión que nos rodean que nos asustamos y perdemos nuestra orientación espiritual? ¿Somos capaces de ver el rostro de Cristo en nuestros hermanos y hermanas, cuando vemos a cientos de miles de personas perseguidas que buscan de refugio entre nosotros? ¿O elegimos construir muros de protección, muros que dejan a la gente fuera, y ven una amenaza en los demás?”.

¿Invitamos a los extraños a comer en nuestra mesa?'

P: La crisis migratoria preocupa a Europa y parece que lo hará durante muchos años. Pero también ha dividido a las iglesias, entre los que se preocupan por las amenazas a su identidad y los que son más hospitalarios. En esta era que ensalza la diversidad, ¿cómo cree Su Toda Santidad que evolucionará el objetivo de la unidad? ¿Qué tipo de esperanza ve?

El Patriarca Ecuménico Bartolomé: “La comprensión teológica de Dios en la iglesia ortodoxa es una imagen de Dios como encuentro y comunión, de Dios como hospitalidad e inclusión. Por eso el icono tradicional de Dios como Trinidad es una representación de los tres extraños –o extranjeros– bajo la forma de los ángeles recibidos por Abrahán en el encinar de Mamre, tal y como se describe en el capítulo 18 del Génesis. No los consideró como un peligro ni una amenaza para sus caminos y sus posesiones; sino que, de forma espontánea y abierta, les ofreció su amistad y su comida”.

“Como resultado de esta hospitalidad desinteresada Abrahán obtuvo una promesa que parecía imposible, a saber, la multiplicación –literalmente en la esterilidad– de esta semilla de amor durante generaciones. ¿Es demasiado esperar que nuestra disposición para dialogar y cooperar como personas de diferentes y diversas convicciones religiosas también pueda dar lugar a la coexistencia, aparentemente imposible, de toda la humanidad en un mundo en paz? ¿Entonces, a cuántos extraños invitaremos a sentarse en nuestra mesa?

“En su documento oficial sobre 'la misión de la iglesia ortodoxa en el mundo actual', el Santo y Gran Concilio de la Iglesia Ortodoxa, celebrado en Creta en junio de 2016, determinó que “la iglesia ortodoxa considera que es su deber fomentar todo aquello que realmente promueva la causa de la paz y allane el camino hacia la justicia, la fraternidad, la verdadera libertad, y el amor mutuo entre todos los hijos del único Padre celestial, así como entre todos los pueblos que componen la familia humana. La iglesia ortodoxa sufre junto a todas las personas que, en distintas partes del mundo, se ven privadas de los beneficios de la paz y la justicia”.

“Horizontes abiertos hacia el mundo diverso”

P: Su Toda Santidad acogió en junio el Santo y Gran Sínodo. ¿Cuál fue el resultado más importante para la iglesia ortodoxa y para el movimiento ecuménico en general?

El Patriarca Ecuménico Bartolomé: “Fue una verdadera bendición que se nos considerara dignos de acoger –con el consentimiento de Sus Beatitudes los primados de las iglesias ortodoxas autocéfalas– el Santo y Gran Concilio de la Iglesia Ortodoxa, que tuvo lugar en Creta (junio de 2016). Este gran acontecimiento histórico demostró la identidad conciliar de la iglesia ortodoxa y sus enormes esfuerzos por preservar esta identidad por encima de los intereses nacionalistas”.

“En este sentido, expresamos nuestra profunda satisfacción por la decisión del Santo y Gran Concilio de mantener la apertura ecuménica y los diálogos bilaterales de la iglesia ortodoxa, ya que cualquier paso en el sentido contrario implicarían recesión e introversión en estos tiempos difíciles y perturbadores que corren. El diálogo no constituye una amenaza a nuestra identidad, sino más bien el rechazo del diálogo y el autoaislamiento estéril. Precisamente por eso también hemos alentado y promovido siempre el diálogo interreligioso con el judaísmo y el islamismo, que es capaz de aportar resultados tangibles para la reconciliación mundial y la sagrada causa de la paz”.

“La reunión sin precedentes de tantas iglesias en Creta 'abrió nuestro horizonte hacia el mundo contemporáneo diverso y múltiple. . . y destacó nuestra responsabilidad en cada lugar y en cada momento, siempre con la perspectiva de la eternidad”. (Del mensaje final) Tal y como declaraba la encíclica formal del Santo y Gran Concilio, la iglesia es «testimonio en el diálogo”.

“Adquiere un corazón compasivo”

P: ¿Cree Su Toda Santidad que el miedo es el mejor mecanismo de disuasión contra la contaminación del medio ambiente?

El Patriarca Ecuménico Bartolomé escribió: “No debería ser el temor a un desastre inminente debido al cambio climático lo que nos obligue a modificar nuestra forma de relacionarnos con el medio ambiente natural. Sino que este cambio debería darse, más bien, a través del reconocimiento de la armonía cósmica y la belleza original que existe en el mundo. Debemos aprender a sensibilizar más a nuestras comunidades y a hacer que nuestro comportamiento con la naturaleza sea más respetuoso. Debemos adquirir un corazón compasivo; lo que San Isaac de Siria, un místico del siglo VII, una vez llamó “un corazón que arde de amor por toda la Creación: por los seres humanos, por las aves y las bestias, por todas las criaturas de Dios”.

El Patriarca Bartolomé ha organizado ocho simposios internacionales e interreligiosos, además de numerosos seminarios y cumbres para abordar los problemas ecológicos que afectan a los ríos y mares del mundo. Sus iniciativas le valieron el apodo de “el Patriarca verde”, además de la concesión de varios importantes premios medioambientales. Ahora tenemos el Acuerdo de París y las iglesias están firmemente decididas a trabajar por la justicia climática.

P: ¿Cómo ve el futuro de la labor ecuménica en materia de medio ambiente? ¿Cuál es la visión de Su Toda Santidad del cristianismo como una voz en favor de la transición que necesitamos para lograr un futuro sostenible?

El Patriarca Ecuménico Bartolomé: “Estamos encantados de que el Acuerdo de París haya sido ampliamente aceptado. De hecho, participamos en las primeras etapas de la preparación de la COP 21, por amable invitación del gobierno francés. En este contexto, acompañamos al presidente Hollande a Filipinas y participamos en una cumbre interdisciplinar que tuvo lugar en París antes de la Conferencia de las Partes en diciembre de 2015. La 22ª reunión de la Conferencia de las Partes sobre el cambio climático en Marrakech fue, por una parte, motivo de celebración, pero, por otra, un doloroso recordatorio de que hoy por hoy 197 países han ratificado una convención que entró en vigor tras la Cumbre de la Tierra de 1992”.

“Pero veintidós años es un plazo inaceptablemente largo para responder a la crisis medioambiental, sobre todo siendo conscientes de su estrecha e inseparable relación con la pobreza, la migración y el malestar a nivel mundial. ¿Qué precio estamos dispuestos a pagar por lucrarnos? ¿O cuántas vidas estamos dispuestos a sacrificar a cambio de ganancias materiales o financieras? Y ¿a qué precio renunciaríamos o impediríamos la supervivencia de la Creación de Dios? Después de veintidós años, por fin ha llegado el momento –que debió haber llegado hace mucho– de que distingamos los rostros humanos que padecen las consecuencias de nuestros pecados ecológicos.

“Y, como hemos dicho en múltiples ocasiones, “estamos todos en el mismo barco”. El cambio climático no es un problema de una nación u otra, de una raza u otra, o de una u otra religión. Solo podemos dar respuesta a las exigencias y a las proporciones del cambio climático asumiendo juntos nuestras responsabilidades como creyentes y como ciudadanos”.

“La promoción de la unidad cristiana”

P: Leemos asimismo el texto de una “Carta encíclica del Patriarca Ecuménico a las iglesias ortodoxas autocéfalas hermanas en relación con el Consejo Mundial de Iglesias” de 1952. ¿Qué significa esa carta hoy para la iglesia ortodoxa?

El Patriarca Ecuménico Bartolomé: “Esta Carta encíclica a las iglesias ortodoxas autocéfalas de 1952 –es decir, en las etapas de formación más tempranas de la creación del Consejo Mundial de Iglesias, que también tenía la intención de animar a las iglesias ortodoxas a participar en el CMI en una época en que reinaban la sospecha y la reticencia, tal y como logró hacer en la 3ª Asamblea del CMI, en Nueva Delhi (1961)– se articula con el mismo talante con que fueron adoptadas recientemente las decisiones en el Santo y Gran Concilio de la Iglesia Ortodoxa. La iglesia ortodoxa no hace hincapié en un aspecto de su fe a expensas de otra religión, sino que busca en todo momento preservar la sagrada –aunque a veces delicada– simetría entre la fe y el orden, la doctrina y la disciplina, las creencias y los actos”.

“Por eso en su decisión sobre 'las relaciones de la iglesia ortodoxa con el resto del mundo cristiano', el Santo y Gran Concilio afirmó su convicción de que la iglesia ortodoxa, 'en su profunda autoconciencia eclesiástica, está firmemente convencida de que ocupa un lugar central en la promoción de la unidad de los cristianos en el mundo actual'. Además, las iglesias y obispos reunidos en Creta coincidieron en que este compromiso 'surge de un sentido de la responsabilidad y de la convicción de que la comprensión mutua y la cooperación son de importancia fundamental” si aspiramos a no poner nunca un obstáculo en el camino del Evangelio de Cristo'“.

'La contribución de la iglesia ortodoxa a la peregrinación de justicia y paz'

P: ¿Cuál es el mayor desafío que afronta el CMI, desde el punto de vista de Su Santidad? ¿De qué manera puede seguir siendo relevante el CMI para las iglesias miembros y para el movimiento ecuménico más amplio? Y ¿qué podríamos aprender de su iglesia, como parte de la peregrinación de justicia y paz?

El Patriarca Ecuménico Bartolomé: “El Consejo Mundial de Iglesias se fundó sobre la base de la proclamación de la unidad de las confesiones cristianas en torno a su creencia trinitaria, profesando a la vez las diferencias de sus iglesias miembros. Por lo tanto, para mantener ambos polos unidos y equilibrados, es importante reconocer los principios fundamentales de la fe cristiana, y, al mismo tiempo, respetar las enseñanzas fundamentales y las tradiciones propias de cada denominación. Siempre es tentador, aunque también peligroso, defender un aspecto de uno de esos polos, y culpar a los defensores del otro de obstaculizar el proceso de reconciliación”.

“En el Santo y Gran Concilio las iglesias y jerarcas debatieron –a veces acaloradamente, aunque siempre de manera positiva– sobre la importante labor del Consejo Mundial de Iglesias, y especialmente de su Comisión de Fe y Constitución. El documento específico sobre 'Las relaciones de la iglesia ortodoxa con el resto del mundo cristiano' subraya el compromiso de la iglesia ortodoxa en la promoción de la unidad cristiana, a la vez que “contribuye con todos los medios a su disposición al avance de la coexistencia pacífica y a la cooperación en los principales retos sociopolíticos”.

“El movimiento ecuménico no es un 'consenso interconfesional', sino la adhesión a nuestra obligación y mandato de lograr la unidad cristiana 'sin apartarnos de la verdadera fe de la Iglesia Una, Santa, Católica y Apostólica'. Por eso el mismo documento conciliar concluye: 'En esta línea, la iglesia ortodoxa considera que es importante que todos los cristianos, inspirados por los principios fundamentales comunes del Evangelio, intenten ofrecer con entusiasmo y solidaridad soluciones a los espinosos problemas del mundo contemporáneo'. Esta sería la singular y valiosa contribución de la iglesia ortodoxa a la peregrinación de justicia y paz”.

'Respirar el Espíritu de Dios'

P: ¿Podría describir el movimiento ecuménico de forma atractiva para las generaciones más jóvenes?

El Patriarca Ecuménico Bartolomé: “Su pregunta aporta tanto la premisa como la promesa de nuestra respuesta. El movimiento ecuménico no es lealtad ideológica o compromiso social, no es persuasión política ni activismo mundial. Es un movimiento, y debe seguir siendo un movimiento. Es decir, siempre debe inspirarse y alimentarse del aliento del Espíritu de Dios que debe arder en nuestros corazones y en nuestras vidas. Es este Espíritu lo que nos mantiene unidos y da sentido a todos los aspectos de la vida eclesial. Es por tanto ese mismo Espíritu lo que explica nuestra adhesión a los principios y tradiciones de nuestra fe; y es el mismo Espíritu que ilumina nuestra capacidad de “discernir los espíritus de nuestro tiempo”, así como nuestra responsabilidad de dar testimonio del Evangelio de una manera profética'.

“Irónicamente, no quisiéramos aconsejar o amonestar a la generación joven. En muchos sentidos, ellos tienen más que enseñar a la generación anterior sobre la apertura y la amabilidad, sobre el perdón y la generosidad. Tal vez tendríamos que alentar a los jóvenes a mantenerse fieles a sí mismos a pesar de las fuerzas y esfuerzos generalizados por discriminar y dividir”.

“El movimiento ecuménico seguirá teniendo relevancia en nuestro mundo si volvemos a los principios fundamentales del Evangelio de amar al prójimo, alimentar a los hambrientos, y acoger al extranjero”.

Marianne Ejdersten, Directora de Comunicación en el Consejo Mundial de Iglesias. La entrevista ha sido realizada en colaboración con el padre John Chryssavgis, arcediano del Trono Ecuménico. El padre John es un escritor y teólogo que trabaja como asesor del Patriarcado Ecuménico sobre asuntos medioambientales.


Fotografía: (c) Sean Hawkey

lunes, 26 de diciembre de 2016

ПАТРИАРШЕЕ ОБРАЩЕНИЕ НА РОЖДЕСТВО ХРИСТОВО 2016


+ В А Р Ф О Л О М Е Й
МИЛОСТЬЮ БОЖИЕЙ АРХИЕПИСКОП КОНСТАНТИНОПОЛЯ,
НОВОГО РИМА И ВСЕЛЕНСКИЙ ПАТРИАРХ
ВСЕЙ ПОЛНОТЕ ЦЕРКВИ
БЛАГОДАТЬ, МИЛОСТЬ И МИР
ОТ РОДШЕГОСЯ ВО ВИФЛЕЕМЕ СПАСИТЕЛЯ ХРИСТА

* * *

Вочеловечение Христа есть новое создание меня.

Дорогие братья и чада в Господе возлюбленные!

Восхваляем и славословим в Троице Бога, сподобившего нас и в этом году достичь великого праздника по плоти Рождения в «Вифлееме малом» Сына и Слова Бога-Отца.

Празднует Святая Церковь, преисполненная радостью о том, что «плоть воспринял» Христос воплощённый, воссоздав сей «мир мира»; ликует о Божием благословении не только всего рода человеческого, но и «всего творения». «Всяческая днесь радости исполняются, Христос родися от Девы»

В отличие от «первого недвижимого [Начала]» Начал, Бог наш есть сам по Себе общение любви, и движим Он во времени любовью к человеку и к миру. «В том любовь, что не мы возлюбили Бога, но Он возлюбил нас».

Предвечное Слово Отца, Который даровал человеку «бытие», дарует людям через Своё Вочеловечение «благо-бытие». «Таково наше торжество, что празднуем ныне — пришествие Бога к людям, чтобы нам переселиться или (точнее сказать) возвратиться к Богу; да, отложив ветхого человека, облечёмся в нового, и как умерли в Адаме, так будем жить во Христе, со Христом рождаемые, распинаемые, погребаемые и совосстающие». Каждому человеку, грядущему в мир, полностью открыт путь Обожения по благодати. Все суть храмины Божии. «Нет уже Иудея, ни язычника; нет раба, ни свободного; нет мужеского пола, ни женского: ибо все вы одно во Христе Иисусе».

Евангелие Рождества Христова проповедуется и вновь в мире, где, к сожалению, раздаётся грохот оружия, где практикуется невозбранным образом насилие, угнетающее людей и народы, где царствует неравенство и социальная несправедливость. Невыносимо положение бесчисленных детей, жертв военных конфликтов, нестабильности, разного рода эксплуатации, преследования и дискриминации, голода, нищеты и горестных лишений.

В апреле прошлого года на о. Лесбос нам, вместе с Его Святейшеством Папой Римским Франциском и архиепископом Афинским и всея Греции Иеронимом, представилась возможность воочию убедиться в злоключениях беженцев и мигрантов, в частности в острых проблемах, с которыми сталкиваются страждущие дети – невинные и беззащитные жертвы военного насилия, расовой и религиозной дискриминации и несправедливости, число которых постоянно растёт.

Празднество Слова Божия, ради нас ставшего младенцем и Отрока Христа, гибели которого искала светская власть, согласно Евангелисту Матфею, есть напоминание и призыв к проявлению заботы о детях, об этих уязвимых жертвах, – к почитанию священности детства.

Конечно же, и в развитом экономически и стабильном политически мире детям и их чувствительным душам существуют угрозы: великий кризис брака и семьи, многоразличные вмешательства и использование физического и психического насилия. От каталитического влияния электронных средств массовой информации, и особенно телевидения и интернета, заполоняющих их жизнь, как и от коренных перемен общественной среды – души детей повреждаются. Безудержный экономический бум с раннего возраста превращает их в потребителей, и эвдемонизм быстро убивает в них детскую невинность.

Ввиду этих опасностей Святой и Великий Собор Православной Церкви обратившийся «с особой любовью и нежной заботой» к детям и к молодёжи, в своём «Окружном Послании» говорит: «В разноголосице взаимоисключающих определений относительно идентичности детского возраста Святейшая наша Церковь предлагает слова Господа 'если не обратитесь и не будете как дети, не войдёте в Царство Небесное' и 'кто не примет Царствия Божия, как дитя, тот не войдёт в него', а также всё сказанное нашим Спасителем тем, кто 'возбраняет' детям приближаться к Нему и 'соблазняет' их».

Таинство Рождества Христова обобщается в словах Кондака Праздника: «Нас бо ради родися отроча младо, превечный Бог». Бог-Слово как «отроча» и «отроча» как Бог открывается людям с «чистым сердцем» и детской простотой. Дети разумеют Истину, неприступную для мудрых и разумных. «Лишь из детей создаёшь Ты Иерусалим», – замечает Элитис в поэме «От ближнего».

Братья и чада в Господе,

Мы обращаемся с призывом ко всем с уважением относиться к идентичности и священному характеру детства. Столкнувшись с глобальным кризисом беженцев, который затронул в первую очередь права детей, перед лицом детской смертности, голода, детского труда, телесных увечий и психологического насилия, а также перед лицом риска повреждения душ детей от бесконтрольной подверженности влиянию современным электронным средствам связи и риска порабощения их потребительству, мы провозглашаем 2017 год «Годом защиты священного характера детства», призывая всех людей признать и почитать права и неприкосновенность детей.

Как подчёркивается в другом важном документе Святого и Великого Собора, Слово Церкви Христовой «имеет целью в первую очередь не судить и осуждать мир, но предложить ему в качестве руководства Евангелие Царствия Божия, надежду и уверенность в том, что последнее слово в истории не за злом, под каким бы видом оно ни выступало, и что нельзя позволять ему направлять её ход»

Поклоняясь в смирении и умилении Спасу нашему, посетившему нас свыше, и восхваляя в божественных песнопениях величие о нас Божиего смотрения, преклоняя колена пред Пресвятою Богородицею, держащей младенца, мы обращаемся от неусыпного Фанара с праздничным приветствием: «Христос раждается – славите. Христос с Небес – срящите» к дальним и ближним чадам Константинопольской Церкви и шлём им отеческую молитву и Патриаршее наше благословение.

«Укрепляемые в благодати Христом Иисусом», да подвигнемся все мы – в единодушии, в вере и любви нелицемерной – на добрый подвиг новой жизни в Церкви, храня всё заповеданное нам Господом, Который пребывает с нами «во вся дни до скончания века».

Рождество Христово 2016
+ Константинопольский
пламенный к Богу молитвенник о всех вас

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Для прочтения в церквах на Божественной Литургии в Праздник Рождества Христова, после Священного Евангелия

ПАТРІАРШЕ ЗВЕРНЕННЯ НА РІЗДВО ХРИСТОВЕ 2016


+ Варфоломій,
Милістю Божою Архієпископ Константинопольський,
Нового Риму і Вселенський Патріарх,
Всій повноті Церкви,
Благодать, милість і мир
Від Христа Спасителя народженого у Віфлеємі.

“Христове очоловічення, моє власне відродження.”

Дорогі брати і чада возлюблені в Господі,

Оспівуємо і славословимо Бога в Тройці, що сподобив нас знову в цьому році достигнути до великого свята народження у плоті Сина і Слова Бога Отця в “малому Віфлеємі”.

Свята Церква святкує в повній радості, бо Христос “прийняв плоть” через втілення, і здійснив Церкву “прикрасою для світу”. Дійсно, увесь людський рід, і все творіння радіє цим божественним благословенням. “Вся творіння сьогодні сповнене радістю бо Христос народився від Діви”.

На відміну від “першої властивості” древніх греків, Бог наш є причастя любові, і з любов’ю рухається до людей і світу. “У тому любов, що не ми полюбили Бога, а Вiн полюбив нас.”.

Предвічне Слово Отця, що привело людство до буття, тепер дає йому добробут Своїм Втіленням. “Це є причина свята, тому ми святкуємо сьогодні: Бог спустився до нас аби ми могли піднятися до Нього... щоб оставивши стару людину, ми могли б прийняти нову; щоб умираючи в Адамі, ми могли б жити у Христі; для того щоб ми могли бути з Христом, бути розп’ятими з Ним, бути похованими з Ним і воскреснути з Ним”. Для кожної людини, яка приходить у світ тепер відкритий шлях обоження за благодаттю. Ми всі стали “Бого-ємнісними”. “Нема вже ні юдея, ні язичника; нема ні раба, ні вільного; нема ні чоловічої статі, ні жіночої; бо всі ви – одно в Христі Ісусі”.

На жаль, Євангеліє Різдва знову оголошений в світі, де чуємо брязкіт зброї, де виконано неспровоковане насильство по відношенню до осіб і народів, де домінує нерівність і соціальна несправедливість. Нестерпна є умова, в якій лежать незліченні діти, жертви воєн, нестабільна ситуація, різноманітні експлуатації, переслідування і дискримінації, голод, злидні і хворобливе позбавлення.

У квітні минулого року, ми мали нагоду, разом з Святішим Папою Римським Франциском і з Блаженнішим Архієпископом Афінським і всієї Греції Ієронімом, побачити власними очима на Лесбосі трагічні пригоди біженців і мігрантів, зокрема гострі проблеми постраждалих дітей, невинних людей і беззахисних жертв військового насильства, расової та релігійної дискримінації і несправедливості, число яких постійно зростає.

Свято Слова Божого, що став немовлям Христом, чиє зникнення розшукується світською владою відповідно з розказом євангеліста Матвія, нагадує нам і закликає нас дбати про дітей, зберігати цих вразливих жертв і поважати священність дитинства.

Звичайно, діти і чутливі душі являються так же під загрозою в політично і економічно розвинутих країнах більш стійкого миру, із-за великої кризи шлюбу і сім’ї, різних утручань та здійснення фізичного та психічного насильства. Душа дитини змінюється під впливом використання електронних засобів масової інформації, особливо телебачення та Інтернету, і радикальної переміни способів комунікації. Невгамовна економіка перетворює їх з юного віку на споживачів, а евдемонізм швидко усовує їхню дитячу невинність.

З урахуванням цих небезпек, Святий і Великий Собор Православної Церкви звернувся до дітей і молодих людей “з особливою любов’ю і ласкою”, згадуючи наступне в своєму окружному посланні: “Серед численних суперечливих визначень дитинства наша свята Церква акцентує слова Господа нашого: “Якщо ви не навернетеся і не станете, як діти, не ввійдете в Небесне Царство”, та “Хто Царства Божого не прийме як дитина, той не ввійде до нього”, а також те, що наш Спаситель мовив про тих, хто “боронить” дітям іти до Нього, та про тих, хто “спокусить” їх”.

Тайну Різдва прекрасно відображає кондак свята: “ради нас народилося дитя нове, Предвічний Бог.” Бог Слово, як дитина, і дитина, як Бог, являється людям з “чистим серцем” і з простотою дітей. Діти розуміють істину, яку “премудрі і розумні” не можуть досягти. “Від одних лиш дітей можете виправити Єрусалим,” зазначає Елітіс в своїй поемі “Від ближнього”.

Браття і чада в Господі,

Звертаємося до всіх зібраних Вас, закликаючи поважати ідентичність і священність дитинства. Зіткнувшись з глобальною кризою щодо біженців, яка торкнулася в першу чергу прав дитини, перед лихом дитячої смертності, голоду, дитячої праці, тілесних ушкоджень та психологічного насильства, а також ризиком зміни душі дитини із-за неконтрольованої схильності до впливу сучасних електронних засобів зв’язку і підпорядковуванню їх споживацтву, проголошуємо 2017 рік – роком захисту священності дитинства, запрошуючи всіх людей визнати і поважати права і недоторканність дітей.

Як було підкреслено окремо в іншому важливому тексті Святого і Великого Собору, Церква Христова не дивиться щоб “щоб судити чи засуджувати світ” своїм словом, “а запропонувати йому як провід Євангеліє Царства Божого, надію й упевненість, що останнє слово в історії є не за злом, хай би в якій подобі воно було, і що не можна дозволяти йому спрямовувати хід історії”.

Тому поклоняємося в покорі і покаянні Спасителю, який відвідав нас з висоти, і хвалимо божественним співом велику божественну тайну нашого спасіння, нахиляючи коліна перед Пресвятою Богородицею, що держить в своїх руках Дитя Ісуса. Посилаємо з безсонного Фанара святочні вітання: “Христос народжується – славіте, Христос з небес – зустрічайте!” всім далеким і близьким чадам Константинопольської Церкви, і направляємо наші отцівські побажання і наше патріарше благословення.

“Отже, зміцнюйтеся, у благодаті Христом Ісусом”. Давайте всі разом прагнути з вірою і щирою любов’ю в хорошій боротьбі нового життя в Церкві, дотримуючись всього, що Господь наказав. Він же з нами “по всі дні, до кінця віку”.

Різдво, 2016

† Константинопольський Варфоломій,
палкий молитовник перед Богом за всіх Вас

San Nicolás (viejo calendario) y Navidad (nuevo calendario) en Zaragoza (Aragón)

23/12/2016 Escuela dominical de la Parroquia de San Jorge.
Publicado por Sacra Metrópolis de España y Portugal - Patriarcado Ecuménico en Lunes, 26 de diciembre de 2016

domingo, 25 de diciembre de 2016

Santa Navidad 2016 en la Catedral de Madrid



Con la particular solemnidad que se debe a la "metrópolis de las fiestas" (San Juan Crisóstomo), fue celebrada la Natividad de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo en la Iglesia Catedral de la Sacra Metrópolis Ortodoxa de España y Portugal.

El Oficio de Maitines y la Divina Liturgia Pontifical fueron presididos por Su Eminencia Rvdma. el Metropolita Policarpo, teniendo como concelebrantes a los clérigos de la Catedral (los Rvdmos. Arciprestes Dimitri y Veniamin).

Cantó el coro multiétnico de la Catedral, como multiétnica era la numerosa feligresía asistente, que, además de los pueblos tradicionales ortodoxos, estuvo compuesta también por fieles españoles, americanos, árabes...

Como homilía fue leído el Mensaje para la Navidad de Su Santidad el Patriarca Ecuménico Bartolomé I, y al término de la Liturgia el Metropolita compartió sus deseos paternales navideños con todos los presentes, exhortando a cada uno a hacer de su corazón un humilde y pequeño presebre para recibir dignamente a Cristo, verdadero Dios y verdadero Hombre, nacido "para nosotros los hombres y para nuestra salvación".

Durante la distribución del antídoron (pan bendito) fueron cantados villancicos tradicionales.

miércoles, 21 de diciembre de 2016

Proclamação patriarcal para o Natal 2016


+ BARTOLOMEU

PELA MISERICÓRDIA DE DEUS
ARCEBISPO DE CONSTANTINOPLA, NOVA-ROMA
E PATRIARCA ECUMÊNICO
À PLENITUDE DA IGREJA
A GRAÇA, A MISERICÓRDIA
E A PAZ DO SALVADOR JESUS CRISTO, NASCIDO EM BELÉM. 

QUERIDOS IRMÃOS E IRMÃS, FLHOS AMADOS NO SENHOR, 

«A encarnação de Cristo é a minha própria recriação»1 

Louvor e glória ao Deus Trindade, que nos achou dignos, uma vez mais neste ano, de chegarmos à grande festa da Natividade na carne do Filho e Verbo de Deus Pai, na «pequena Belém». 

A Santa Igreja celebra com júbilo, porque Cristo «assumiu a carne», por meio de sua encarnação2 e a converteu em «um adorno para o mundo»3. Com efeito, toda a raça humana, e até mesmo, «toda a criação» se regozija por esta bênção divina. «Toda a criação se enche de alegria, porque hoje Cristo nasce de uma Virgem»4. 

Ao contrário do «motor imóvel» dos antigos gregos, o nosso Deus é comunhão de amor e se move amorosamente no tempo ao encontro da humanidade e do mundo. «Nisto consiste o amor: não em termos nós amado a Deus, mas em que ele nos amou a nós» (1 Jo 4,10). 

O Verbo eterno do Pai que deu a vida à humanidade, agora nos concede «bem-estar» através de sua Encarnação. «Eis a razão desta festa; eis a razão de celebrarmos hoje: a descida de Deus a nós para que possamos ascender ou retornar a Deus... Para que, deixando de lado a velha criatura, possamos assumir a nova e, portanto, viver em Cristo; para que possamos estar com Cristo, crucificados com ele, sepultados com ele, e ressuscitados com ele»5. O caminho da deificação pela graça está aberto a todos aqueles que vêm ao mundo. Todos somos «capazes de Deus». «Já não há judeu nem grego, nem escravo nem livre, nem homem nem mulher, pois todos vós sois um em Cristo Jesus» (Gl 3,28). 

Lamentavelmente, o Evangelho da Natividade é uma vez mais proclamado num mundo onde se escuta o ruído das armas, onde se promulga a violência gratuita contra indivíduos e povos, e onde predomina desigualdades e injustiça social. É insuportável presenciar a situação de inúmeras crianças, vítimas de conflitos militares, situações irregulares de múltiplas explorações, perseguições e discriminações, assim como a fome, a pobreza, a exclusão e o doloroso e forçado deslocamento. 

Em abril passado tivemos a oportunidade, em Lesbos (Grécia), de testemunhar com nossos próprios olhos, juntamente com Sua Santidade, o Papa Francisco de Roma, e Sua Beatitude Arcebispo Ierônimos, de Atenas e Toda a Grécia, as circunstâncias trágicas dos refugiados e imigrantes, especialmente os graves problemas de crianças que sofrem, vítimas inocentes e indefesas da violência militar, da discriminação racial e religiosa, da injustiça, tudo isso em processo de constante agravamento. 

A festa do Verbo de Deus que se fez criança - o Jesus Infante, cujo aparecimento é perseguido pela autoridade mundana, de acordo com o Evangelista Mateus (2,13) - é uma lembrança e, ao mesmo tempo, um chamado à responsabilidade de cuidarmos das crianças, de protegermos essas vítimas vulneráveis e de respeitamos a santidade da infância. 

Obviamente, as crianças e as pessoas sensíveis também estão ameaçadas nos países economicamente desenvolvidos e politicamente estáveis do mundo, seja pela imensa crise do matrimônio e da família, por diferentes intervenções, ou até mesmo pelo uso da força física ou espiritual. A alma de uma criança é influenciada e contaminada pelo excessivo consumo dos meios eletrônicos, especialmente da televisão e internet, e pela transformação radical da comunicação. A economia desenfreada os transformam, desde a mais tenra idade, em consumidores, ao mesmo tempo em que a busca pelo prazer faz desaparecer precocemente a inocência. 

À luz destas grandes e perigosas ameaças, o grande e Santo Concílio da Igreja Ortodoxa dirigiu-se às crianças e aos jovens «com particular amor e afeição» (Pr 8), incluindo em sua Encíclica o seguinte: 

Em meio à uma mescla de definições mutuamente contraditórias acerca da infância, nossa santíssima Igreja nos recorda as palavras de nosso Senhor: «Se não vos converterdes e não vos fizerdes como crianças, de modo algum entrareis no reino dos céus» (Mt 18,3); e, «Qualquer um que não receber o Reino de Deus como criança, de modo algum entrará nele» (Lc 18,17); e, ainda, como disse nosso Salvador sobre aqueles que «impedem» que as crianças dele se aproximem, e sobre os que os «escandalizam» (Mt 18,6). 

O mistério da Natividade cristaliza-se nas palavras do Kontakion festivo: «Tu nasceste para nós, ó Menino, Deus antes de todo tempo». O Verbo divino como um menino e o menino como Deus se revela ao mundo com «o coração puro» e a simplicidade de uma criança. As crianças compreendem as verdades que as pessoas «sábias e prudentes» não podem se aproximar. Como Elýtis observa em seu poema: «Podes construir Jerusalém somente com crianças». 

Queridos irmãos e irmãs no Senhor: 

Fazemos um chamamento a todos vós para que sejam respeitadas a identidade e a santidade da infância. Face à crise global dos refugiados que afeta especialmente os direitos das crianças; à luz do flagelo da mortalidade infantil, da fome e da escravidão, do abuso e da violência psicológica, bem como, dos perigos de deformar as almas das crianças pela excessiva exposição e influência dos meios de comunicação eletrônicos contemporâneos e sua sujeição ao consumismo, instituimos o ano de 2017 como o ANO DE PROTEÇÃO À SANTIDADE DA INFÂNCIA, convidando a todos a reconhecer e respeitar os direitos e a integridade das crianças. 

Como é enfatizado em outro documento significativo do Santo e Grande Concílio, a Igreja de Cristo não busca «julgar e condenar o mundo» com sua palavra (Jo 3,17; 12,47), mas oferece ao mundo a luz e guia do Evangelho da do Reino de Deus, ou seja, a esperança e a segurança de que o mal, não importa a sua forma, não terá a última palavra na história, e não se pode permitir, portanto, que dite seu próprio curso»6. 

Portanto, veneremos nosso Salvador com humildade e compunção, porque do alto nos visitou; louvemos com cânticos divinos a grandiosidade da santa encarnação; prostremo-nos ante a santíssima Theotokos, que sustenta o menino Jesus. E, do Fanar, dirigimos a todos os filhos e filhas da Igreja de Constantinopla, de perto e de longe, a saudação festiva: «Cristo nasceu, glorifiquemo-Lo! Cristo está na Terra, exaltemo-Lo!, juntamente com nossos anseios paternais e a oração patriarcal. 

«Sê forte na graça de Cristo Jesus» (2 Tm 2,1). Lutemos todos juntos com fé e amor sincero, na boa luta de uma nova vida na Igreja, sujeitando-nos a tudo o que o Senhor nos ordenou. Porque ele está conosco «todos os dias de nossa vida, até o fim dos séculos» (Mt 28,20). 

Santa Natividade de 2016. 

+ BARTOLOMEU de Constantinopla,
Fervoroso suplicante diante de Deus por todos vós. 


NOTAS

1 Gregório, o Teólogo, Poemas Morais, 34.
2 João Crisóstomo, Homilia antes do Exílio PG 52.429.
3 Orígenes, Comentário sobre o Evangelho de João, 6.

4 Matinas da Natividade.

5 Gregório o Teólogo, Homilia 38 sobre a Epifania, isto é, a Natividade do Salvador.
6 A Missão da Igreja Ortodoxa no Mundo Contemporâneo, Introdução.


Fonte: www.ecclesia.org.br

Visita pastoral de S.E. Policarpo a Valencia (Comunidad Valenciana)

Domingo 11/12/2016
Publicado por Sacra Metrópolis de España y Portugal - Patriarcado Ecuménico en Martes, 20 de diciembre de 2016

martes, 20 de diciembre de 2016

Proclamación patriarcal para Navidad 2016


+ B A R T O L O M É 
POR LA MISERICORDIA DE DIOS
ARZOBISPO DE CONSTANTINOPLA-NUEVA ROMA
Y PATRIARCA ECUMÉNICO
A LA PLENITUD DE LA IGLESIA
GRACIA, MISERICORDIA Y PAZ DEL SALVADOR CRISTO NACIDO EN BELÉN

"La encarnación de Cristo es mi propia recreación" [1]

Queridos hermanos y hermanas, hijos en el Señor,

Alabamos y glorificamos al Dios en Trinidad, que nos consideró dignos una vez más este año de llegar a la gran fiesta de la Natividad en la carne del Hijo y Verbo de Dios Padre en "el pequeño Belén".

La santa Iglesia celebra con gozo, porque Cristo "asumió la carne" por medio de Su encarnación [2] y convirtió a la Iglesia en "un adorno para el mundo". [3] En efecto, toda la raza humana e incluso "toda la creación, "se regocija por esta bendición divina. "Toda la creación está llena de gozo porque hoy Cristo nace de una Virgen" [4].

En contraste con el "motor inmóvil" de los antiguos griegos, nuestro Dios es la comunión del amor y se mueve amorosamente en el tiempo hacia la humanidad y el mundo. "En esto está el amor, no que amamos a Dios, sino que Él nos ama." (1 Juan 4.10)

La Palabra pre-eterna del Padre, que concedió vida a la humanidad, ahora nos concede "bienestar" a través de Su encarnación. "Esta es la razón detrás de la fiesta; Es por eso que celebramos hoy: es decir, el descenso de Dios a nosotros para que podamos ascender o regresar a Dios... Para que, dejando de lado al viejo hombre, podamos asumir el nuevo, y, por tanto, vivir en Cristo; Para que podamos estar con Cristo, crucificados con Él, sepultados con Él, y resucitados con Él. "[5] El camino de la deificación por la gracia está abierto a todos los que vienen al mundo. Todos somos "capaces de contener a Dios". "No hay judío ni griego, ni esclavo ni libre, ni varón ni mujer; Porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. "(Gálatas 3.28)

Desafortunadamente, el Evangelio de la Navidad es una vez más proclamado a un mundo donde se escucha el ruido de las armas, donde se promulga la violencia no provocada contra los individuos y los pueblos y donde prevalece la desigualdad y la justicia social. Es insoportable presenciar el estado de innumerables niños, víctimas de conflictos militares, situaciones irregulares, múltiples explotaciones, persecuciones y discriminaciones, así como hambre, pobreza y doloroso despojo.

En abril pasado tuvimos la oportunidad en Lesbos de presenciar con nuestros propios ojos, junto con Su Santidad el Papa Francisco de Roma y Su Beatitud el Arzobispo Jerónimos de Atenas y toda Grecia, las trágicas circunstancias de los refugiados y los inmigrantes, y especialmente los problemas agudos de los niños que sufren, los inocentes y las víctimas indefensas de la violencia militar, así como la discriminación racial y religiosa y la injusticia, todos los cuales están en constante aumento.

La fiesta del Verbo de Dios, que se convirtió en un niño -el niño Jesús, cuya desaparición es perseguida por la autoridad mundana, según el Evangelista Mateo (Mateo 2.13) - es un recordatorio e invitación para que cuidemos a los niños, para proteger a estas víctimas vulnerables y respetar la santidad de la infancia.

Por supuesto, los niños y las personas sensibles también están amenazados en los países económicamente desarrollados y políticamente estables del mundo, ya sea por la inmensa crisis del matrimonio y la familia, o por diversas intervenciones, así como el uso de la fuerza física o espiritual. El alma de un niño se ve alterada por el consumo influyente de los medios electrónicos, especialmente por la televisión e internet, y por la transformación radical de la comunicación. La economía desenfrenada los trasforman desde una edad temprana en consumidores, mientras con la búsqueda del placer desaparece rápidamente su inocencia.

A la luz de estos peligros, el Santo y Gran Concilio de la Iglesia Ortodoxa se dirigió a los niños y jóvenes "con particular amor y cariño" (Prov. 8), incluyendo en su encíclica lo siguiente:

En medio de la mezcla de definiciones mutuamente contradictorias de la infancia, nuestra santísima Iglesia presenta las palabras de nuestro Señor: "A menos que os volváis como niños, nunca entrareis en el reino de los cielos" (Mateo 18.3) y " quien no reciba el reino de Dios como un niño no entrará en él (Lucas 18.17), así como lo que nuestro Salvador dice acerca de aquellos que "impiden" que los niños se acerquen a Él y acerca de aquellos que los "escandalizan" (Mateo 18.6).

El misterio de la Navidad se cristaliza en las palabras del festivo Kontakion: "Para nosotros ha nacido un nuevo niño, Dios antes de todos los siglos." El Verbo divino como niño y el niño como Dios se revela al mundo con "el corazón puro "y la sencillez de un niño. Los niños comprenden las verdades, a las cuales las personas "sabias y prudentes" no pueden acercarse. Como Elytis observa en su poema: "¡Puedes construir Jerusalén de niños solamente!"

Queridos hermanos y hermanas en el Señor:

Hacemos un llamamiento a todos vosotros para que respetéis la identidad y la santidad de la infancia. A la luz de la crisis mundial de los refugiados que afecta especialmente a los derechos de los niños; a la luz de la plaga de la mortalidad infantil, el hambre y la esclavitud infantil, el abuso y la violencia psicológica, así como los peligros de alterar las almas de los niños por su exposición incontrolada a la influencia de los medios electrónicos contemporáneos de comunicación y su sujeción al consumismo, declaramos 2017 como el Año de la Protección de la Santidad de la Infancia, invitando a todos a reconocer y respetar los derechos y la integridad de los niños.

Como se subraya en otro documento significativo del Santo y Gran Concilio, la Iglesia de Cristo no busca "juzgar y condenar al mundo" con su palabra (Juan 3,17; 12,47), sino más bien ofrecer al mundo la guía del Evangelio del Reino de Dios, es decir, la esperanza y la seguridad de que el mal, no importa su forma, no tiene la última palabra en la historia y no debe permitirse dictar su curso”. [6]

Por lo tanto, veneramos a nuestro Salvador con humildad y compunción, porque nos ha visitado desde lo alto; alabamos con cánticos divinos la inmensidad de la sagrada Encarnación; Nos arrodillamos ante la santísima Madre de Dios, que sostiene al niño Jesús; Y dirigimos desde el Fanar el saludo festivo a todos los niños de la Iglesia de Constantinopla, cerca y lejos: "Cristo ha nacido; Glorificadlo. Cristo ha venido del cielo; Salid a recibirlo ", junto con nuestros deseos paternos y la oración patriarcal.

"Sed fuertes en la gracia de Cristo Jesús" (2 Tim. 2.1). Luchemos todos juntos con fe y amor sincero en la buena lucha de una nueva vida en la Iglesia, sujetándonos a todo lo que el Señor ha ordenado. Porque Él está con nosotros "todos los días de nuestra vida, hasta el fin de los siglos" (Mateo 28.20).

Navidad 2016

+ BARTOLOMÉ de Constantinopla
Ferviente suplicante de todos ante Dios


NOTAS

[1] Gregorio el Teólogo, Poemas Morales 34.
[2] Juan Crisóstomo, Homilía antes del Exilio PG 52.429.
[3] Origen, Comentario sobre el Evangelio de Juan 6.
[4] Maitines de Navidad.
[5], Gregorio el Teólogo Homilía 38 sobre la Epifanía, es decir, la Natividad del Salvador.
[6] La Misión de la Iglesia Ortodoxa en el Mundo Contemporáneo, introducción.

Patriarchal Proclamation for Christmas 2016


Prot. No. 1297

+B A R T H O L O M E W
By God’s Mercy
Archbishop of Constantinople-New Rome
and Ecumenical Patriarch
to
the Plenitude of the Church

Grace, Mercy and Peace from the Savior Christ Born in Bethlehem

“Christ’s incarnation is my own recreation”[1]

Beloved brothers and sisters, dear children in the Lord,

We praise and glorify the God in Trinity, who deemed us worthy once again this year to reach the great feast of the Nativity in the flesh of the Son and Word of God the Father in “little Bethlehem.”

The holy Church is celebrating with fullness of joy, for Christ “assumed flesh” through His incarnation[2] and rendered the Church “an adornment for the world.”[3] Indeed, the entire human race, and even “all of creation,” rejoices over this divine blessing. “All of creation is today filled with joy because Christ is born of a Virgin.”[4]

In contrast to the “unmoved mover” of the ancient Greeks, our God is the communion of love and lovingly moves in time toward humankind and the world. “In this is love, not that we loved God but that He loved us.” (1 John 4.10)

The pre-eternal Word of the Father, who granted “being” to humankind, now grants us “well being” through His incarnation. “This is the reason behind the feast; this is why we celebrate today: namely, God’s descent to us so that we might ascend—or return—to God . . . in order that, by laying aside the old man, we may assume the new man; and in order that, by dying to Adam, we might therefore live in Christ; in order that we might be with Christ, be crucified with Him, be buried with Him, and arise with Him.”[5] The way of deification through grace is henceforth open to everyone coming into the world. All of us are “capable of containing God.” “There is neither Jew nor Greek, neither slave nor free man, neither male nor female; for all of you are one in Christ Jesus.” (Gal. 3.28)

Unfortunately, the Gospel of Christmas is once again proclaimed to a world where the racket of weapons is heard, where unprovoked violence against individuals and peoples is enacted, and where inequality and social justice prevail. It is unbearable to witness the state of countless children, victims of military conflict, irregular situations, manifold exploitations, persecutions and discriminations, as well as hunger, poverty and painful dispossession.

Last April, we had the opportunity in Lesbos to witness with our own eyes—together with His Holiness Pope Francis of Rome and His Beatitude Archbishop Ieronymos of Athens and All Greece—the tragic circumstances of refugees and immigrants, and especially the acute problems of the suffering children, innocents and defenseless victims of military violence, as well as the racial and religious discrimination and injustice, all of which are constantly increasing.

The feast of God’s Word, who became an infant—the child Jesus, whose disappearance is pursued by worldly authority, according to the Evangelist Matthew (Matt 2.13)—is a reminder and invitation for us to care for children, to protect these vulnerable victims and to respect the sacredness of childhood.

Of course, children and sensitive souls are also threatened in economically developed and politically stable countries of the world, whether by the immense crisis of marriage and family, or by diverse interventions as well as the use of physical or spiritual force. A child’s soul is altered by the influential consumption of electronic media, especially television and the internet, and by the radical transformation of communication. Unbridled economics transfigures them from a young age into consumers, while the pursuit of pleasure rapidly vanishes their innocence.

In light of these dangers, the Holy and Great Council of the Orthodox Church addressed children and young people “with particular love and affection” (Prov. 8) by including the following in its Encyclical:

Amid the medley of mutually contradictory definitions of childhood, our most holy Church presents the words of our Lord: “Unless you turn and become like children, you will never enter the kingdom of heaven” (Matt 18.3) and “whoever does not receive the kingdom of God like a child shall not enter it (Luke 18.17), as well as what our Savior says about those who “prevent” (Luke 18.16) children from approaching Him and about those who “scandalize” them (Matt 18.6).

The mystery of Christmas is crystallized in the words of the festive Kontakion: “For us, a new child was born, God before all ages.” The divine Word as child and the child as God is revealed to the world with “the pure heart” and simplicity of a child. Children comprehend truths, which “wise and prudent” people are unable to approach. As Elytis observes in his poem From one’s neighbor: “You can build Jerusalem out of children alone!”
Beloved brothers and sisters in the Lord,

We appeal to all of you to respect the identity and sacredness of childhood. In light of the global refugee crisis that especially affects the rights of children; in light of the plague of child mortality, hunger and child labor, child abuse and psychological violence, as well as the dangers of altering children’s souls through their uncontrolled exposure to the influence of contemporary electronic means of communication and their subjection to consumerism, we declare 2017 as the Year of Protection of the Sacredness of Childhood, inviting everyone to recognize and respect the rights and integrity of children.

As underlined in another significant document of the Holy and Great Council, the Church of Christ does not look to “judging and condemning the world” with its word (John 3.17; 12.47), “but rather to offer to the world the guidance of the Gospel of the Kingdom of God, namely, the hope and assurance that evil, no matter its form, does not have the last word in history and must not be allowed to dictate its course.”[6]

Therefore, we venerate our Savior with humility and compunction, for He has visited us from on high; we praise with divine song the immensity of the sacred Incarnation; we kneel down before the All-Holy Theotokos, who holds the child Jesus; and we address from the sleepless Phanar the festive greeting to all children of the Church of Constantinople, both near and afar: “Christ is born; glorify Him. Christ has come from heaven; come out to meet Him,” together with our paternal wishes and patriarchal prayer.

“Be strong in the grace of Christ Jesus.” (2 Tim. 2.1) Let us all strive together with faith and sincere love in the good struggle of new life in the Church, adhering to all that the Lord has commanded. For He is with us “all the days of our life, to the end of the ages.” (Matt 28.20)
Christmas 2016

+BARTHOLOMEW of Constantinople

Fervent supplicant of all before God


NOTES

[1] Gregory the Theologian, Moral Poems 34.
[2] John Chrysostom, Homily before Exile PG 52.429.
[3] Origen, Commentary on the Gospel of John 6.
[4] Christmas Matins.
[5] Gregory the Theologian, Homily 38 on Epiphany, namely the Nativity of the Savior.
[6] The Mission of the Orthodox Church in the Contemporary World, introduction.