El pasado sábado 3 de septiembre, los miembros de Cristianismo y Ecología hemos tenido el privilegio de participar en la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, convocada por el papa Francisco en sintonía ecuménica con la Asamblea de Iglesias Ortodoxas de España. Y el privilegio fue doble: por el contenido de la Jornada, que nos pareció muy enriquecedor, y por el mero hecho de que dicha Jornada exista, pues entendemos que supone un enriquecimiento de nuestra Iglesia, tanto a nivel local como universal.
En Madrid, la Jornada comenzó a las 17:30 en la parroquia de Santa Cristina con un refresco de bienvenida, que ayudó a soportar el calor del momento y a mantener encuentros con las personas conocidas que iban acudiendo. A las 18 h, tras la presentación de la Jornada por el P. José Luis Segovia, vicario de Pastoral Social de la diócesis de Madrid, comenzó una interesante mesa redonda en torno a espiritualidad y ecología práctica, en la que las visiones católica y ortodoxa se vieron enriquecidas y contrastadas con la de los movimientos ecologistas, a través de las palabras de José Eizaguirre (miembro fundador tanto de Biotropía como de Cristianismo y Ecología), el P. Demetrio Sáez (archimandrita del patriarcado ortodoxo de España y Portugal) y Yayo Herrero (militante en movimientos sociales, como Ecologistas en Acción). La idea de que la vida es una experiencia compartida que todos debemos cuidar en nuestro día a día estuvo en el fondo, de una u otra manera, de cada una de las intervenciones.
Terminada la mesa redonda con una acción de gracias que ofreció uno de los participantes, los asistentes a la Jornada se desplazaron hasta el cerro de la Torrecilla, en las proximidades de la Casa de Campo, donde hacia las 20:10 h dió comienzo la oración ecuménica presidida por el arzobispo de Madrid, monseñor Carlos Osoro, el metropolita del arzobispado ortodoxo de España y Portugal (Patriarcado Ecuménico de Constantinopla), monseñor Policarpo, el obispo de España y Portugal de la Iglesia Ortodoxa Rumana, monseñor Timotei, y el arzobispo de la Iglesia Siro-ortodoxa, monseñor Nicolaos Matti. Fue un acto entrañable, de encuentro en la fe de las distintas iglesias cristianas, centrado en la contemplación de la creación, la conciencia del daño ecológico sufrido por ésta y la necesidad de que los creyentes, conscientes de su condición de criaturas, se comprometan en el cuidado de la creación. Se alternaron oraciones proclamadas unánimemente por los asistentes y cantos católicos (amenizados por el grupo Ain Karem) y ortodoxos (en griego y rumano), que envolvieron al núcleo de la oración, en torno a la lectura de la Palabra y las homilías del arzobispo católico y el metropolita del patriarcado constantinopolitano.
Al finalizar la oración, y previamente a la bendición final, se leyó una declaración conjunta de la Iglesia Católica y de la Asamblea de Iglesias Ortodoxas de España y Portugal en torno a la necesidad de cuidar la casa común que es la Tierra.
Fuente: Cristianismo y Ecología