El viernes 25 de diciembre de 2015 S.E. Policarpo, Arzobispo-Metropolita de España y Portugal y Exarca del Mar Mediterráneo, presidió con toda solemnidad la celebración de la Divina Liturgia de la Natividad de nuestro Señor Jesucristo en la Santa Iglesia Catedral de los Santos Andrés y Demetrio de Madrid.
Durante el momento de la Sagrada Comunión fue leída desde el trono episcopal la Proclamación para la Navidad de Su Toda Santidad el Patriarca Ecuménico Bartolomé I por parte de D. Keith Jorge Chapman, Lector de la Catedral y traductor al castellano de dicho documento.
En su homilía, S.E. Policarpo invitó a los numerosos fieles presentes -entre los que se encontraba Su Majestad Simeón de Bulgaria, feligrés de muchos años de la Catedral-, y especialmente a los procedentes de otros países, a que sintieran el orgullo de compartir con nuestro Señor Jesucristo la condición de inmigrantes. También señaló que la Navidad es la demostración por excelencia del amor divino hacia el hombre, que pide la contestación humana, deseando al final a todos una feliz y santa Navidad, que no es solo cada 25 de diciembre, pues Cristo nace cada dia, cada hora, cada momento "por nosotros los hombres y para nuestra salvación", como confesamos en el Credo.
Después de la celebración tuvo lugar un fraternal refrigerio en los salones catedralicios.
Durante el momento de la Sagrada Comunión fue leída desde el trono episcopal la Proclamación para la Navidad de Su Toda Santidad el Patriarca Ecuménico Bartolomé I por parte de D. Keith Jorge Chapman, Lector de la Catedral y traductor al castellano de dicho documento.
En su homilía, S.E. Policarpo invitó a los numerosos fieles presentes -entre los que se encontraba Su Majestad Simeón de Bulgaria, feligrés de muchos años de la Catedral-, y especialmente a los procedentes de otros países, a que sintieran el orgullo de compartir con nuestro Señor Jesucristo la condición de inmigrantes. También señaló que la Navidad es la demostración por excelencia del amor divino hacia el hombre, que pide la contestación humana, deseando al final a todos una feliz y santa Navidad, que no es solo cada 25 de diciembre, pues Cristo nace cada dia, cada hora, cada momento "por nosotros los hombres y para nuestra salvación", como confesamos en el Credo.
Después de la celebración tuvo lugar un fraternal refrigerio en los salones catedralicios.