¡Queridos hermanos y hermanas en Cristo!
Los cristianos no vivimos solos. Coexistimos y convivimos con los otros, con los además cristianos, que son nuestros hermanos. Cada cristiano es miembro de una comunidad cristiana, y todos juntos constituimos la Iglesia, el Cuerpo místico de Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre. Cristo no fundó ninguna religión, sino la Iglesia. El Apóstol Pablo dice que, así como en el cuerpo humano existen muchos miembros pero no cumplen todos la misma función, también los cristianos constituimos un sólo Cuerpo gracias a Cristo, y cada uno de nosotros pertenece como miembro a este Cuerpo, del cual son también miembros todos los demás hermanos (Rom 12,4-5). Especialmente nosotros que tenemos el gran privilegio y bendición de parte de Dios de ser Cristianos Ortodoxos constituimos una sola Iglesia, que coincide con la Una, Santa, Católica y Apostólica y un solo Pueblo, el Santo Pueblo Romano Oriental, independientemente del color, de la lengua y del origen de cada uno de nosotros.
Esta relación entre nosotros fue instituida por parte de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo. El nuevo vínculo de fe que nos une determina también el modo de la “vida nueva” que somos llamados a vivir “por la gracia del Señor Jesús” (Hechos 15,11) dentro de la comunidad eclesial.
Algunos de los elementos de vida y comportamiento más básicos que deben mostrar los cristianos en la relación mutua, nos los indica la lectura apostólica de hoy. Estos son la fe, el servicio, la enseñanza, la consolación, la alegría, el amor, la caridad, la simplicidad, el honor reciproco, la vigilancia, la espiritualidad, la paciencia, la hospitalidad, la oración, la bendición. Pero estos carismas no basta solo tenerlos, sino que necesitan ser cultivados continuamente por parte de cada cristiano verdadero y auténtico.
Deseo que Nuestro Señor Jesucristo, “Dador de todo don perfecto que viene del alto”, nos ayude a tener y cultivar siempre estos carismas para el bien de cada uno de nosotros, de nuestra Santa Iglesia y también de nuestra turbada humanidad.
¡Dios os bendiga siempre ricamente!
¡Buen domingo y buena semana!
Vuestro Pastor y Padre,
+ Metropolita Policarpo de España y Portugal