¡Queridos hermanos y hermanas en Cristo!
Es conocido el milagro de la multiplicación de los cinco panes y de los dos peces que Cristo bendijo y distribuyó, con la consecuencia de que fueron saciados cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños. La bendición de Cristo es Su acción divina, con la cual Él benefició al mundo.
Cristo, durante Su Ascensión en los cielos, ha bendecido Sus Discípulos presentes. Así nos dejó Su bendición, es decir, Su Gracia divina. Esta bendición es también obtenida por los fieles cristianos presentes en la Divina Liturgia cuando los clérigos celebrantes dicen “paz a todos” y bendicen con su mano derecha. De esta manera es transferida a los cristianos la Gracia de Dios que es Luz, porque Dios es Luz y los divinizados lo ven a Él y participan de Él como Luz, Luz increada.
Esta Luz, Dios permite verla a algunos hombres pora un fin especial, como sucedió al Santo Neomártir Ahmet. Era musulmán y vivía en Constantinopla en el siglo XVII. Entró por curiosidad en la Iglesia Patriarcal y Dios lo hizo digno de ver un evento milagroso. Cuando el Patriarca Ecuménico que celebraba la Divina Liturgia bendecía al pueblo, Ahmet vio que de sus dedos salían rayos de una Luz extraña y estos rayos caían sobre las cabezas de todos los fieles cristianos presentes, excepto su cabeza. Este milagro lo movió a ser bautizado cristiano ortodoxo, y cuando se presentó la ocasión oportuna confesó públicamente que la fe cristiana ortodoxa es la verdadera fe y fue martirizado por Cristo.
Todos nosotros, los terrenales vemos, la bendición del Sacerdote y del Obispo como un movimiento de la mano y de los dedos y escuchamos las palabras. Pero el cristiano que tiene su alma pura siente la Gracia de Dios y, si existe un motivo y Dios lo permite, verá la Luz de la Gracia divina que se transmite con la bendición del Sacerdote y del Obispo, exactamente como el Santo Neomártir Ahmet.
El milagro de la multiplicación de los cinco panes y de los dos peces es el prototipo del Sacramento de la Divina Eucaristía. Este Sacramento es la participación en la Divina Eucaristía que se celebra en el Altar celestial, que no es otra cosa que la participación de Dios dentro de la Luz y como Luz, pero solo si estamos preparados adecuadamente.
La bendición de Cristo es ofrecida continuamente dentro de Su Cuerpo místico que es la Iglesia. Esta bendición como Luz increada ilumina la mente, calienta el corazón y fortalece nuestra buena voluntad; basta tener los sentidos espirituales para sentirla.
Deseo a todos tener sentidos espirituales con la ayuda del Dios bondadoso para sentir sus bendiciones que ricamente envía a todos nosotros cada día, cada hora, cada minuto de nuestra vida.
¡Buen domingo y buena preparación para la Pascua de Verano, que empieza dentro de pocos días!
¡La Santísima Madre de Dios y Madre nuestra sea siempre con Vosotros!
Afectuosamente, Vuestro Pastor y Padre,
+ Metropolita Policarpo de España y Portugal
Fuente: Sacra Metrópolis de España y Portugal (Patriarcado Ecuménico)
Fotografía: © Oana Robu Photography