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martes, 29 de junio de 2010

Entrevista a S.E. Policarpo de España y Portugal


Su Eminencia el Metropolita de España y Portugal, Exarca del Mar Mediterráneo, Monseñor Policarpo (nombre civil Panayiotis Stavrópoulos), nació en el año 1963 en Lepanto. Se graduó en la Escuela de Teología de la Universidad de Atenas (1986), y tras cumplir el servicio militar (1986-1988), cursó un posgraduado en el departamento de Historia Eclesiástica del Instituto Pontificio de Estudios Orientales de la Universidad Gregoriana de Roma (1988-1990). Fue ordenado diácono el 15 de enero de 1990, y presbítero al día siguiente. Sirvió como capellán de la ilustre e histórica Hermandad de San Nicolás y de la Iglesia de San Jorge de los Griegos Ortodoxos en Venecia (1990-2007) y como Vicario General del recién fundado Arzobispado de Italia (1992-2007), ocupándose de lleno de la organización, consolidación y desarrollo de dicho Arzobispado. Al mismo tiempo era Rector de las Parroquias fundadas por él mismo, Padua (1990-2007), Ferrara (1990-1999), Parma (1994-1999) y Perugia (1992-2003). Actuaba como Abad de los Monasterios del Venerable Juan el Segador de Calabria (1994-1997) y de San Jorge de las Nobles Monjas Griegas en Venecia (1992-2007) y Vicepresidente del Consejo Metropolitano y de todas las comisiones del Arzobispado. En el año 1998 tomó posesión del cargo de Archimandrita del Trono Ecuménico. Representó a la Madre Iglesia y el Arzobispado de Italia en varias misiones, reuniones y congresos.

El 30 de abril de 2007, a propuesta de Su Santidad el Patriarca Ecuménico Bartolomeo, fue elegido por unanimidad por el Santo Sínodo segundo Metropolita del recién fundado Arzobispado de España y Portugal. Su ordenación al Episcopado se celebró el 6 de mayo 2007, Domingo de la Mujer Samaritana, en la Iglesia Patriarcal de San Jorge, oficiada por Su Santidad el Patriarca Ecuménico. El 16 de junio 2007 fue entronizado en la Santa Iglesia Catedral de los Santos Andrés y Demetrio en Madrid. Durante los tres años de su labor pastoral, volvió a fundar las Parroquias de Barcelona y Las Palmas de Gran Canaria, fundó diecinueve (19) parroquias nuevas y siete (7) nuevos núcleos parroquiales, y aumentó el número de los clérigos en dieciocho (18).

El Metropolita realiza misiones eclesiásticas, da conferencias, entrevistas y charlas, escribe artículos, y además del griego, su lengua materna, conoce el italiano, el francés y el español.
Santo: 23 de febrero

Dirección postal: Su Eminencia Reverendísima el Metropolita de España y Portugal Policarpo. Calle Nicaragua 12, 28016 Madrid, España. Tel: (0034) 91 34 54 085. Fax: (0034) 91 35 09 374. Correo electrónico: metropoliespo@yahoo.es. Página web: www.iglesiaortodoxa.net.

─ En primer lugar, nos gustaría que nos hablase un poco sobre la historia de la Iglesia Ortodoxa Griega de Madrid.

─ Los comienzos de la presencia de griegos ortodoxos en Madrid se remonta en 1890-1895 cuando a los pocos griegos diplomáticos se añaden algunas familias de pescadores de esponjas del Dodecaneso y de peleteros de la Macedonia occidental.

En 1949 se funda oficialmente la Comunidad Ortodoxa Griega de Madrid y se ordena como primer sacerdote permanente el georgiano padre Rafael, quien viene de París. Desde el principio la Parroquia Ortodoxa Griega y la Comunidad del Santo Andrés tuvo un carácter bilingüe, de manera que unió a los pocos habitantes griegos y eslavos de la capital ibérica, y esta primera parroquia utiliza como templo un piso en el centro de Madrid. La parroquia en cuestión se reconoce por el Ministerio de Asuntos Exteriores en 1949, y en 1968 por el Ministerio de Justicia (Dirección General de Asuntos Religiosos), mientras que en 1991 se convierte en «Iglesia Ortodoxa Griega de España». Con esta denominación y bajo la acogida jurídica de la Federación Protestante de España, se incorpora al Convenio que se lleva a cabo entre el Estado español y la Federación Protestante de España, el cual fue ratificado el 10 de noviembre de 1992 por el Parlamento. Fue un hito en la historia de la Parroquia Ortodoxa Griega la milagrosa adquisición de una parcela en 1970, y la construcción del templo, de la vivienda y de los espacios parroquiales en tres años, de modo que a finales de 1973 se inaugurase el complejo de edificios de la Iglesia Ortodoxa por el entonces Metropolita de Francia y Exarca de Iberia Melecio.

Canónicamente, Iberia hasta 1963 pertenecía al Arzobispado de Tiatira y Gran Bretaña, y hasta enero de 2003 a la Sede Arzobispal de Francia. El 20 de enero de 2003 se funda el Sacro Arzobispado de España y Portugal que incluye la Península Ibérica: España, Portugal, Andorra y Gibraltar, y sus Islas: Baleares y Canarias (España) y Azores y Madeira (Portugal). El Sacro Arzobispado está reconocido como Persona Jurídica del Estado español mediante Decreto del Ministerio de Justicia (Nº. 907-SG/25.04.2006 Dirección General de Asuntos Religiosos), mientras se promociona su reconocimiento también en Portugal. Actualmente dispone de alrededor de 40 parroquias y núcleos parroquiales, y 30 sacerdotes.

─ ¿Qué actividades ha desarrollado la Parroquia Ortodoxa Griega de Madrid?

─ Aparte del culto, se dan clases de griego a niños pequeños y a mayores. Esta es la actividad principal de nuestra Parroquia, así como el servicio pastoral de los eslavoparlantes y rumanoparlantes que participan en los oficios realizados en nuestro templo. También se llevan a cabo otros varios actos ocasionales de carácter étnico-religioso y cultural, por ejemplo conciertos, fiestas, etc. El último concierto fue el del coro de Argostoli, pero estos son eventos ocasionales y periódicos, no regulares.

Otra actividad de importancia son las visitas guiadas que se hacen a varias escuelas y grupos, por ejemplo asociaciones de la tercera edad, que vienen y visitan la Iglesia, así se hace una visita guiada de contenido teológico, por ejemplo «qué es la Ortodoxia, qué son los iconos, qué es el culto»; este es un acto cultural relevante.

─ Personalmente, he seguido varias veces la Misa en la Iglesia de los Santos Andrés y Demetrio en Madrid. Aparte de la presencia de griegos, me sorprendió gratamente la presencia de rumanos, eslavoparlantes y árabes. ¿La grey se compone de personas que proceden exclusivamente de países ortodoxos? ¿Cómo experimentan esta convivencia ellos mismos?

─ Efectivamente, Madrid, desde hace veinte años, ha dejado de ser una pequeña Parroquia. Después de 1990, cuando se abrió la Europa Oriental, a los pocos griegos y eslavoparlantes de la capital española, se añadieron los inmigrantes económicos de la Europa Oriental. Creo que existe una convivencia pacífica y que aquello que les unes es la misma fe y tradición, la Ortodoxia, que tiene que experimentarse de manera universal –no étnica– por todos los ortodoxos.

No se percibe disgusto alguno entre las diferentes nacionalidades ortodoxas que asisten a los oficios en nuestro templo, porque celebramos la Misa de modo que se cubran las necesidades de esta grey multinacional. Al menos, por parte del clero, la convivencia con esas personas y la Misa en los diferentes idiomas se lleva a cabo de manera armoniosa. La Ortodoxia, como el Helenismo, es universal, no etno-racial.

─ La Comunidad Griega Ortodoxa de España es relativamente pequeña. A pesar de ello, la obra del Arzobispado Griego se amplía continuamente… Indicativamente, observamos que aumenta el número de Parroquias Griegas…

─ La presencia griega en la Península Ibérica es limitada numéricamente hablando. Es el único espacio europeo en donde no se observó inmigración griega, quizás porque los inmigrantes griegos allí donde fueran encontraban inmigrantes españoles y portugueses. Además, económica y políticamente, había similitud entre los dos países, y eso contribuyó a que no hubiera inmigración aquí: los españoles inmigraban y la situación en España era la misma que la de Grecia en aquella época.

Es verdad que la obra del Arzobispado se está ampliando; el Arzobispado tiene un carácter pan-ortodoxo universal como también el del Patriarcado Ecuménico. No podríamos decir que aumenta el número de parroquias griegas, sólo que se ha añadido una parroquia griega más a las dos ya existentes, la de Madrid y la de Barcelona, que es la de Valencia. Básicamente ha aumentado considerablemente el número de las otras parroquias, sobre todo el de las ucranianas, para contar con un número suficiente de parroquias y sacerdotes ucranianos. La mayoría aplastante del rebaño, de las parroquias y de los sacerdotes del Arzobispado, no son griegos, sino de la Europa Oriental, así como la mayoría de los 1.300.000 ortodoxos que residen en la Península Ibérica. Los griegos son una pequeña minoría que se concentra sobre todo en Madrid, Barcelona, Valencia y Lisboa.

─ Fue ordenado Arzobispo de España y Portugal en junio de 2007. ¿Cuál es su valoración de estos primeros tres años?

─ La valoración de estos primeros tres años se puede hacer con una frase ilustrativa: «aunque la tierra sigue temblando bajo nuestros pies, no sólo seguimos erguidos, sino que avanzamos hacia adelante, a pesar de los problemas variados que aumentan a causa de la particularidad que presenta para nosotros, los Ortodoxos, el terreno ibérico, y que debido a la crisis económica últimamente se acentúan aún más.»

─ Sabemos que durante varios años sirvió como sacerdote en el histórico templo de San Jorge en Venecia. ¿Qué particularidades presenta la Comunidad Griega de Madrid en relación con la de Venecia?

─ Sería difícil hacer una comparación, en realidad no es posible. Venecia es una comunidad histórica, una comunidad que ha cumplido más de 500 años de vida oficial. Venecia es la capital cultural del primer helenismo posbizantino, dispone de un templo que es el orgullo de la diáspora griega, un verdadero monumento de la Escuela Cretense. La única cosa que puede considerarse parecida es que también en Venecia hay pocos griegos y que también se vio eclesiásticamente renacida con la llegada de los inmigrantes de la Europa Oriental, es decir que actualmente la iglesia de San Jorge de los griegos (1539-1564), así como la de Madrid, cuenta con un rebaño multinacional, prevaleciendo la presencia ucraniana y moldava sobre las demás. No veo otra similitud.

La de Venecia es una comunidad histórica, se fundó en 1456, tres años después de la Caída de Constantinopla, fue reconocida por el Estado de los vénetos en 1498, tiene un hermosísimo templo, tiene el Instituto Helénico (antes Escuela Flanguinio), tiene un museo que constituye un singular ejemplo de la Escuela Cretense posbizantina, edificios, infraestructuras, una gran fortuna. Aunque numéricamente los griegos son muy pocos, la presencia griega se mantiene a través del Instituto Helénico, de la Comunidad Griega y del Arzobispado de Italia que tiene su sede en Venecia. La mayoría de los griegos viven en Padua, donde la histórica Universidad. Los griegos de Venecia, junto con los italohablantes, ya no superan las 70 personas. Los griegos de la ciudad vecina de Padua, en su mayoría antiguos alumnos, rejuvenecieron Venecia. Ellos se registraron en la comunidad y la rejuvenecieron numéricamente hasta cierto grado, y son los que la dirigen ahora.

No hay que olvidar que Venecia nació bajo Bizancio, fue un dominio bizantino autónomo. Hasta la caída del Bizancio, se consideraba como jefe del Estado veneciano el Emperador, los decretos no salían a nombre del Duque; sí que los firmaba el Duque, pero salían a nombre del Emperador. Es totalmente distinta la relación entre Venecia y el Helenismo. La mitad del terreno del Oriente griego estaba bajo el dominio de los vénetos, se produce una gran ola de griegos hacia Venecia, y muchos de los intelectuales que vinieron a España pasaron primero por Venecia o Italia. Doménico Theotocópulos, por ejemplo, fue durante tres años miembro de la comunidad de Venecia. El templo fue pintado por Mijaíl Damaskinós, maestro de El Greco; algunos copiadores de códigos y docentes del griego antiguo y de estudios clásicos, antes de llegar a Alcalá de Henares y Salamanca, pasaron por Venecia. Eso puede considerarse como un vínculo, pero no puede hacerse ninguna comparación. La diferencia entre las dos comunidades es enorme, sobre todo teniendo presente el factor de la historia y las infraestructuras. Venecia es «Venetiae quasi alterum Byzantium» casi otro Bizancio. Sus iglesias llevan nombres de Santos del Oriente (San Basilio, San Juan Crisóstomo, Santa Eufemia, San Panteleímon, etc.) y encontrarás costumbres eclesiásticas del Cristianismo oriental que no existen en otro lugar del Catolicismo.

─ Desde su punto de vista, y teniendo en cuenta su experiencia en Italia y España, ¿cómo nos ven a los Ortodoxos los Católicos?

─ Oficialmente los Católicos nos ven como «Hermanos Separados». Es la terminología católica oficial empleada para llamar a los Ortodoxos. Hay una diferencia enorme entre el Catolicismo Italiano y el Catolicismo Español, así como hay diferencia dentro de España, donde a los Ortodoxos nos tratan de manera distinta en las diferentes regiones. En unos lugares son abiertos, en otros cerrados. Sobra decir que somos absolutamente dependientes en lo que se refiere a los espacios de culto. Menos la de Madrid, todas las demás iglesias que tenemos son de los Católicos, pero no es precisamente la generosidad que hay en Italia. Quizás este hecho se debe a que el Catolicismo de la Península Ibérica nunca ha tenido contacto con el Oriente griego, mientras que el Catolicismo Italiano ha tenido, puesto que casi la mitad de Italia pertenecía al Bizancio, era grecoparlante y ortodoxa griega, y después de la caída de Bizancio se llenó de comunidades griegas activas, como las de Trieste, Livorno, Venecia, Nápoles, Ancona, Barletta, Brindisi, Mesina, Génova.
El contacto que tiene el Catolicismo Romano ibérico con la Ortodoxia se establece sobre todo desde 1990 en adelante, con la llegada de los inmigrantes de la Europa Oriental. Es una presencia que no se puede ignorar, puesto que los Ortodoxos ya somos en toda la Península Ibérica sobre 1.300.000. Esto lo ha reconocido oficialmente el Estado español, concediendo el «Notorio Arraigo» a la Iglesia Ortodoxa en su conjunto. La presencia acentuada de los ortodoxos provenientes de la Europa Oriental obliga a entablar contacto: llaman a la puerta, piden una Iglesia, piden un espacio de culto, aparece un obispo, aparece un cura, surge una comunidad organizada, y así empieza el contacto, sobre todo en lo que se refiere a la necesidad imperiosa de adquirir espacios para el culto. Por consiguiente, dependemos de la comprensión y amabilidad fraternal de la Iglesia Católica que en líneas generales sí que existe. En definitiva, repito que la experiencia en Italia, como también en el resto de Europa, es muy diferente de la que se vive en la Península ibérica.

─ ¿Cómo son sus relaciones con la Iglesia Católica local?

─ En líneas generales nuestras relaciones con la Iglesia Católica Romana de la Península ibérica son buenas y fraternales. Repito de nuevo la particularidad que presenta el terreno ibérico y las dificultades con las que nos encontramos a diario. El equilibrio es fino y tenemos una necesidad imperiosa de espacios de culto, dependiendo de la comprensión y amabilidad de nuestros hermanos católicos romanos. Personalmente, en este sector sigo la «política» fraternal del Patriarcado Ecuménico y de nuestro Patriarca, y según prometí en mi discurso de entronización voy a trabajar, aunque sea unilateralmente, en favor de la unidad de los Cristianos, teniendo como emblema los discursos de nuestro Señor poco antes de su pasión salvífica «para que todos sean uno».

De todos modos, lo que veo es que el tratamiento de la jurisdicción del Patriarcado Ecuménico por porte de la Jerarquía Católica Romana ibérica, al menos a nivel institucional y en líneas generales, no es la debida, si tomamos en cuenta los vínculos que unen el Patriarcado Ecuménico con la Iglesia de Roma y los dos primus inter pares, el Patriarca Ecuménico y el Papa Benedicto XVI; en cambio las cosas para los rumanos por ejemplo son más fáciles.

─ ¿Cuál es la relación del Patriarcado Ecuménico con las demás jurisdicciones ortodoxas, como el recién fundado Arzobispado Rumano, el Ruso, el Serbio, etc.?

─ Voy a hablar a nivel ibérico. Tenemos unas relaciones excelentes con la jurisdicción rusa y serbia, así como con la rumana.

─ Sabemos que uno de los temas que va a tratar el Sínodo Panortodoxo es el de la jurisdicción de la Diáspora Ortodoxa. ¿Cuál es su postura en este asunto?

─ Como es sabido, en el tema de la Diáspora las Iglesias Ortodoxas están divididas. Hay ciertas Iglesias, encabezadas por las grecohablantes, que profesan los criterios eclesiológicos y canónicos que dicen que la diáspora ortodoxa pertenece al Patriarcado Ecuménico, pero hay otras Iglesias que aplican el criterio étnico, es decir los rumanos en la Iglesia Rumana, los rusos en la Rusa, etc.

Desde luego la diáspora ortodoxa constituye un tema y un problema espinoso para las relaciones interortodoxas. La Cuarta Conferencia Panortodoxa Preconciliar de Ginebra (junio 2009) dio el primer paso hacia la solución de este problema, fundando las Conferencias Episcopales Ortodoxas Regionales, y aquí se fundó la Asamblea Episcopal Ortodoxa de España y Portugal. Es un gran éxito para la Eclesiología Ortodoxa y los Cánones Sagrados de la Iglesia el hecho de que el presidente de cada asamblea es miembro nato el Arzobispo del Patriarcado Ecuménico, es decir que no es por elección, ni la presidencia es alterna, sino que el presidente es siempre el Arzobispo del Patriarcado Ecuménico. El Patriarcado Ecuménico es la Iglesia Primada y la Madre Iglesia y los cánones reconocen sólo al Trono Ecuménico la jurisdicción ilimitada, la jurisdicción que concierne a lo que llamamos Diáspora, aunque el término Diáspora poco a poco va adquiriendo unas dimensiones contemporáneas. Podemos sólo hablar en materia de geografía, pero al referirnos al grey no podemos hablar de Diáspora, porque ahora el mundo se está convirtiendo en un pueblo.

Así pues, esa Cuarta Conferencia Panortodoxa Preconciliar en Ginebra dio un primer paso para solucionar el tema de la Diáspora Ortodoxa, con la fundación de las Conferencias Episcopales Ortodoxas Regionales, las que preside como miembro nato el Arzobispo del Patriarcado Ecuménico. Por supuesto, las jurisdicciones permanecen independientes, y el tema en su conjunto queda por resolverse por el futuro Santo y Gran Sínodo de la Iglesia Ortodoxa que se va a convocar, si todo marcha según lo previsto, en 2016 en Estambul. Este Sínodo se va a celebrar en la Iglesia de Santa Irene, que fue edificada por Constantino I el Grande y después restaurada por Justiniano, constituyendo la Catedral de Constantinopla antes de la construcción de la Santa Sofía, y se dice que se ha conseguido el permiso de las autoridades turcas para que se celebre el Sínodo en Santa Irene, que hoy es museo y sala de conciertos. En paralelo se va a festejar el aniversario de los 1.600 años desde el decreto de Constantino I el Grande que reconoció oficialmente el Cristianismo. Por lo tanto, con la ayuda de Dios, la solución canónica definitiva del problema de la Diáspora depende de este Sínodo, bajo la presidencia del Patriarca Ecuménico, el Primado de la Ortodoxia, y estarán presentes todos los primus inter pares de las Iglesias Ortodoxas regionales.

─ En las sociedades occidentales se observa una tendencia de marginación del sentimiento religioso. ¿En su opinión existe esta amenaza en el Mundo ortodoxo?

─ La amenaza existe para el Mundo ortodoxo, porque ya no hay distinción entre Occidente y Oriente. El mundo, con la globalización, se ha convertido en un pueblo. Lo bueno, al menos, es que por esta marginación, que también afecta el Mundo ortodoxo, y le va a afectar aún más con el paso del tiempo a causa de la introducción exponencial de teorías occidentales en el Oriente, nadie puede imputar responsabilidades a la Iglesia Ortodoxa. En cambio, las Iglesias occidentales son las responsables, para mí, hasta cierto punto de la secularización que ha predominado en el mundo occidental, puesto que ellas mismas se secularizaron. Aunque la secularización se haya introducido en el mundo oriental, sin embargo la Iglesia Ortodoxa, al quedar como siempre fiel a sus tradiciones, a sus dogmas y a su culto, actúa como un muro resistente frente a ella. Además, no es una casualidad el hecho de que los cerebros de la globalización, la cual es solamente de clase económica y cultural occidental, consideran a la Iglesia Ortodoxa como el impedimento número uno en sus planes.

─ ¿En qué fase está el diálogo entre la Iglesia Ortodoxa y la Católica en el momento actual?

─ En el momento actual el diálogo oficial está en un punto crítico, porque está examinando uno de los puntos principales que dividen a las dos Iglesias. Concierne a la eclesiología y más en concreto a la primacía del Obispo de Roma. Existe, siempre, una primacía en la Iglesia y un primado a nivel regional (Arzobispo) y nacional (Patriarca). La cuestión es si esa primacía es de poder o de honor y diaconato.

Actualmente se ha aclarado que en la Iglesia existe una primacía, existe un primado, y el primado en toda la Iglesia es el Obispo de Roma, siempre dentro de la institución de la Pentarquía de los cinco Patriarcas. Pero sigue siendo siempre la diferencia primordial, porque para los Ortodoxos esta primacía no es una primacía de poder, sino de honor, primus inter pares. En estos momentos hay varias Comisiones, teológicas e históricas que revisan la primacía del Obispo de Roma, que en esencia no existe, para avanzar luego al segundo milenio, cuando se formó y predominó dogmáticamente. La primacía del obispo de Roma es uno de los puntos cruciales que dividen a las Iglesias Católica Romana y Ortodoxa, puesto que para nosotros la primacía se considera como primacía de honor y el primado es inter pares, según la eclesiología católica romana se trata de una primacía de poder, siendo el Papa superior incluso al mismo Sínodo Ecuménico.

Por lo demás, el diálogo avanza y veremos a dónde terminará la revisión de este punto, que empezó en la Asamblea Plenaria de la Comisión Mixta Internacional de Ortodoxos y Católicos en Ravena y continuó en Chipre. No sé cuándo y dónde tendrá lugar la próxima asamblea de la Comisión. El texto común que fue firmado reconoce que en la Iglesia hay primacía y primado. Queda por resolver la gran diferencia de qué clase de primacía estamos hablando, de poder u honor, y tampoco sé si el diálogo teológico va a dar una solución definitiva, dado que es una diferencia teológica, dogmática y eclesiológica importante. De todos modos, según los Santos Cánones, la Sagrada Tradición y la Eclesiología de la Iglesia indivisa, el primado no se puede concebir sin los demás obispos, y tampoco ellos sin su primado.

Preguntas: Dimitris Ioannou
Entrevista - transcripción - fotos: Sofía Roilidou
Traducción al español: Vicky Rouska
Revisión de la traducción: Emmanuel Vinader