En España, al igual que en el resto del mundo occidental -la "diáspora"-, la Iglesia Ortodoxa está presente a través de diferentes Patriarcados que se solapan jurisdiccionalmente, lo que crea una situación canónicamente irregular pero comúnmente aceptada como un hecho consumado. Para remediar este problema, y hasta que se pueda llegar al establecimiento de Iglesias Ortodoxas locales presididas por un único jerarca, en 2009 las diferentes iglesias canónicas firmaron los Acuerdos de Chambésy (Suiza), que preveían la creación de Asambleas Episcopales en una serie de regiones previamente definidas en las cuales estuvieran representados todos los obispos cuya jurisdicción abarcara esos territorios.
Así nació la Asamblea Episcopal Ortodoxa de España y Portugal en el mes de enero de 2010, con el objetivo de facilitar la organización eclesiástica de cara a la representación de los ortodoxos y sus comunidades ante el Estado y la sociedad. Se trata, por tanto, del interlocutor oficial de los ortodoxos en la Península Ibérica (España y Portugal con sus islas y plazas de soberanía africanas, más Andorra y Gibraltar).
El acto de presentación pública tuvo lugar un año después en la Santa Iglesia Catedral de los Santos Andrés y Demetrio, en la madrileña calle Nicaragua. Tras una visita a la catedral y el rezo del Padre Nuestro, el Metropolita Policarpo, Presidente 'ex officio' de la Asamblea, ofreció su "modesta pero bella sede" a todas las confesiones presentes en el acto. El prelado ortodoxo, que estuvo antes destinado en Italia, reconoció que en España se encontró con un "clima poco desarrollado ecuménicamente", y prometió hacer todo lo que estuviera en su mano para potenciar el ecumenismo real y práxico. "Tenemos que anunciar a Cristo, el único salvador del mundo, en una sociedad que cada vez se aleja más de la fe", explicó el Arzobispo Policarpo. Y es que, a su juicio, "vivimos tiempos apocalípticos" y, para hacerles frente, es ineludible unirse.
El Metropolita también aseguró que "la Iglesia está en crisis" , lo que se notaría, a su juicio, en que "ya no produce Basilios, Gregorios o Crisóstomos". Por eso, las Iglesias tienen que unirse entre sí y con el Estado, pues ambos cuerpos "tienen los mismos objetivos: el pueblo. Sólo que la Iglesia les llama feligreses, y el Estado, ciudadanos".
El Padre Demetrio (Rogelio) Sáez Carbó, Archimandrita del Trono Ecuménico, en su calidad de secretario, fue el encargado de explicar los detalles de la configuración de la Asamblea Episcopal, integrada por el Metropolita Policarpo, del Patriarcado Ecuménico, como presidente; el Arzobispo Néstor, del Patriarcado de Moscú y Toda Rusia, como vicepresidente; el Obispo Lucas, del Patriarcado de Serbia; el Obispo Timoteo, del Patriarcado de Rumanía; y un prelado por designar del patriarcado de Bulgaria. La sede se fijó en las oficinas del Arzobispado Ortodoxo de España y Portugal en Madrid. Para formar parte de la Asamblea, las Iglesias canónicas deben cumplir con dos requisitos: tener representación -como mínimo, una parroquia- en los países y territorios ibéricos con autorización de su Iglesia Madre y estar inscritas en el Registro de Entidades Religiosas del Ministerio de Justicia.
En los últimos años, la comunidad ortodoxa ha crecido de forma exponencial en la Península Ibérica. Se calcula que, en estos momentos, hay cerca de millón y medio de ortodoxos pertenecientes a los distintos Patriarcados. Signo de esa fuerza es que actualmente se está construyendo la catedral rumana de Madrid y se acaba de inaugurar el nuevo templo de la Iglesia Ortodoxa rusa de la misma capital.
Fuente: Religión Digital / Ortodoxia Digital