domingo, 1 de junio de 2008

Coloquio de S.E. Policarpo para ‘Pastoral Ecuménica’


Bartolomé I, por la misericordia de Dios, arzobispo de Constantinopla, nueva Roma, y Patriarca Ecuménico... A todos los devotísimos sacerdotes, a los santos hieromonjes y a todo el clero... fue seleccionado y elegido el Vicario General del Arzobispado de Italia y Malta, Reverendísimo Archimandrita Policarpo Stavrópoulos... elevado como verdadero y canónico Metropolita del Santo Arzobispado de España y Portugal”.

Rezaba así el Acta Patriarcal y Sinodal, leída en la Catedral Greco-Ortodoxa de Madrid, ante Metropolitas y Obispos ortodoxos de toda Europa y ante fieles ortodoxos, católicos y protestantes, que llenaban el recinto, en la tarde del día 16 de junio de 2007. Era el sucesor del arzobispo Epifanio Perialas, primer Metropolita ortodoxo de la historia en España. Naciό Mons. Policarpo en 1963 en Lepanto, lugar de la conocida batalla para los españoles, como señalό en su homilía el joven Metropolita, una verdadera esperanza para la ortodoxia en España y seguro apoyo para el ecumenismo en nuestra naciόn.

El Arzobispo greco-ortodoxo después de señalar que la unión de Europa es sόlo económica y política, acentúa que “este camino hacia la unidad europea ofrece oportunidad común a todos los cristianos del continente para recordar a sus líderes aquellas palabras de Jesús: “No sόlo de pan vive el hombre...”. Para el Arzobispo ortodoxo griego Europa es una realidad cultural con raíces cristianas y grecorromanas. “Los cristianos europeos y sobre todo los jόvanes – dice – han de comprender que la construcción de la unidad europea no puede llegar a buen fin si esos fundamentos, máxime en estos días en que por doquier reina el consumismo, el secularismo y la indiferencia, son únicamente materiales”.

--¿Tienen en cuenta esta situación las Iglesias?

--Las Iglesias europeas han comprendido todo esto y así lo han manifestado en la Asamblea de Sibiu (Rumanía) exponiendo sus iniciativas ante esas amenazas.

Una nueva forma de ser cristianos

--Después de más de ocho meses en España, ¿cómo ve la realidad cristiana en esta naciόn?

--He constatado en estos meses el enorme crecimiento y avance del país, frente a otros países europeos. El mundo entero se mira en el progreso español. Pero todo crecimiento económico y puramente material tiene un precio que paga la Iglesia y ve como se propone la sociedad su cultura de consumismo y relativismo frente a los valores tradicionalmente cristianos.

--¿Es así en España?

--Se paga en España y en toda Europa, Oriental y Occidental, sujeta al canon de ese espejismo de progreso.

--¿Qué repercusiones tiene?

--Hemos pasado del cristianismo de masa a un cristianismo de calidad. Significa que quien quiere ser cristiano lo es por convencimiento y no por tradición, costumbre o porque naciό así.

Provocación ecuménica desde un ecumenismo de base

--¿En qué lugar del ecumenismo sitúa Su Eminencia el puesto de la Iglesia ortodoxa en las presentes circunstancias, cuando el número de ortodoxos ha crecido tan vertiginosamente en los últimos años en España?

--En la Península Ibérica, España y Portugal, actualmente se han establecido algunos millones de ortodoxos. Aproximadamente existen ahora 100 parroquias. Históricamente estas naciones eran unos de los territorios de la Unión Europea que menos conocimiento tenían del cristianismo oriental, de la Ortodoxia.

--Y ¿qué supone esta eclosión para el ecumenismo de estos dos países?

--Esta nutrida presencia lleva de facto a España y Portugal, de mayoría católica, a una provocación ecuménica, como es conocer a estos hermanos que, con su duro trabajo, tanto contribuyen al desarrollo económico de ambos países, y ayudarles, sobre todo, al ejercicio práctico de sus tradiciones culturales y cultuales en su nueva patria.

--Para los emigrantes ortodoxos ¿qué supone?

--Por parte ortodoxa el desafío es triple: primero, conocer el catolicismo romano ibérico, que no tiene nada que ver con el catolicismo del pasado que conservan en la memoria; segundo, mantener su identidad y su integridad eclesial y cultural; tercero, ser un faro para el mundo occidental con tanta sed de espiritualidad.

--¿Cuál sería concretamente el proyecto de la Ortodoxia griega en suelo ibérico?

--Se trata de aplicar un ecumenismo de base, comenzando por el conocimiento y el respeto recíprocos, de mirarse a la cara sin los prejuicios del pasado. El Patriarca Ecuménico Atenágoras consideraba como uno de los grandes factores del Cisma el ignorarse unos a otros.

En la casa común, sentados a la misma mesa

Dado que la Uniόn Europea acerca y unifica a sus distintos pueblo, de manera que contemplamos día a día cosas tan comunes como nuestras ciudades, centros comerciales y culturales, la enseñanza y la salud, Iglesias y instituciones para europeos llegados en incesantes riadas, el Metropolita Policarpo añade:

--El camino sin retorno de la unificación europea lleva a los cristianos europeos a vivir unos en los patios de los otros. Tienen que abrir las puertas y los que están en los patios entrar en las casas de los otros, comprender la cultura y tradiciones de quienes están y de quienes llegan. Así se logra construir la casa común de Europa con su sentido y futuro más humanos.

--En esto, ¿qué sería lo específico de los cristianos?

--Tendríamos que sentarnos a la mesa de los otros y dejar que los otros se sienten a nuestras mesas, para combatir el enemigo común del cristianismo: el indiferentismo y el materialismo.

--España, como país de Occidente, necesita un contexto más espiritual, místico incluso, ¿qué puede ofrecerle ahora la Iglesia Ortodoxa a nuestro pueblo y nuestras Iglesias?

--La Iglesia Ortodoxa ofrece espiritualidad, cuyas raíces se encuentran en la mística, la lectura de los Santos Padres, su práctica ascética, el sentido de lo sagrado y, sobre todo,, su liturgia, refugio de paz en estos tiempos de prisa y agitación. La enfermedad ha golpeado a la sociedad occidental y oriental. La espiritualidad es la clave de la nueva evangelización, pero debe huir de toda mentalidad clientelista, la mentalidad de hacer todo para llenar la casa. Mejor pocos convencidos que una “masa” indiferente.

--Esa evangelización es parte integrante de la misión del cristianismo y esta naciόn necesita de una constante acción evangelizadora. ¿Cómo se compromete su Iglesia a esta urgente tarea?

--Volvemos a lo mismo: hacer comprender al mundo que fuera de Cristo y del Evangelio sόlo hay perdición. Con los pocos medios que cuenta la Iglesia Ortodoxa buscamos que nuestros fieles conserven la fe de sus padres y den testimonio de Cristo en su vida litúrgica y comunitaria. Este mensaje también lo quiero transmitir a los hermanos católicos, protestantes o anglicanos, por que la enfermedad común a todos nos alcanza: es la indiferencia.

--¿Será entonces precisa una acción común?

--Es necesaria esa acción común, no cerrarnos en nuestros muros confesionales, volver al primer milenio, cuando oriente y occidente poseían el mismo tesoro de fe, intercambiar los carismas sin confusión ni sincretismo.

Buscaré contactos ecuménicos, aunque sea por propia iniciativa

--Recordamos las palabras de Su Eminencia en la homilía de su entronización “el cultivo de las relaciones... con los hermanos de otras Iglesias cristianas y las otras confesiones para promover el espíritu ecuménico y el diálogo y así conseguir la coexistencia pacífica...”. ¿Ha comenzado Su Eminencia algunas de esas relaciones con la Iglesia católica en España o tal vez con alguna Iglesia o comunidad evangélica?

--Busco con todo mi esfuerzo establecer estas relaciones con la Iglesia católica y nuestros hermanos protestantes y anglicanos, así también con el judaísmo y el Islam.

El Metropolita Policarpo cuenta con una considerable experiencia en estas relaciones inter-confesionales por su estancia de casi 20 años en Italia, con importantes cargos, como el de Vicario General. Sin duda, podrá poner en práctica en España, con sus connotaciones especiales, las buenas relaciones inter-confesionales vividas en la naciόn italiana.

--Guardo gratísimo recuerdo –subraya el Metropolita Policarpo- de mi experiencia en Italia, durante 19 años, dos como becario de la Santa Sede y 17 años como Vicario General de nuestra diócesis de Italia y Malta.

--¿Cómo ve ahora el ecumenismo en España?

--He podido constatar que, al menos en ciertas situaciones, el clima ecuménico en España no es el mismo que en Italia, no obstante buscaré desarrollar esos contactos aunque sea por propia iniciativa, sobre todo en el ámbito local, en la seguridad de que una vez iniciadas las relaciones con las Jerarquías dará comienzo un proceso de colaboración necesario entre todos aquellos que tenemos a Cristo como Señor.

--¿Colabora la Iglesia católica en España en la atención a necesidades de su Iglesia?

--Estoy muy agradecido a la Iglesia católica en España y Portugal que nos facilitan lugares de culto, particularmente a nuestras parroquias ucranianas y permiten la debida asistencia espiritual a nuestros feligreses. Hasta ahora mis contactos con la Jerarquía católica y los hermanos protestantes ha sido en el ámbito personal. Mi deseo sería elevar este contacto a nivel institucional.

--A su entronización asistió un representante de la Iglesia católica, uno de los obispos auxiliares de Madrid. ¿Supuso un punto de partida para las relaciones ortodoxo-católicas entre nosotros?

--Considero la presencia de Mons. Fidel Herráez en la ceremonia de mi entronización como algo muy positivo para las relaciones católico-ortodoxas, comenzando por Madrid. Antes de tomar posesión de mi Cátedra y como señal de respeto a la Iglesia Católica, especialmente a la que coincide con el territorio canónico de mi Sede, envié una carta personal comunicando mi elección, consagración y entronización, rogando al arzobispo de Madrid sus oraciones, su bendición como hermano mayor en el episcopado y su apoyo. Paralelamente pedí al Fanar (la Sede del  Patriarcado Ecuménico) y al Vaticano que comunicaran estos actos. El Patriarca envió al cardenal Rouco una carta bellísima. También el Secretariado para la Unidad de los Cristianos me prometió enviar otra carta de apoyo que, tal como me habían asegurado sus dirigentes, me consideraban uno de ellos, como becario que fui y con quienes guardo todavía amistades personales.

--Todos esos años en Italia le aportaron, sin duda, experiencia ecuménica.

--Considero mis estudios en Roma y mis servicios sacerdotales como un enriquecimiento, no sόlo en el campo ecuménico, sino también en el personal y pastoral. Tuve la suerte de encontrarme entre los Fundadores y Presidentes del primer Consejo Local de las Iglesias Cristianas de Italia, en Venecia, y entre los estrechos colaboradores de las Convenciones Ecuménicas Nacionales italianas que se organizaban cada tres o cuatro años entre la Conferencia Episcopal Italiana, la Federación de las Iglesias Evangélicas en Italia y la Iglesia Ortodoxa, teniendo como modelo las Asambleas Europeas.

--¿Qué diferencia ha hallado Vuestra Eminencia con la manera de vivir el ecumenismo en España?

--he constatado en estos meses que las actividades ecuménicas no tienen tanto desarrollo como en Italia, pero estoy convencido de que, cuanto existe a nivel popular, alcanzará también en nivel institucional. Con el tiempo alcanzaremos la cota más alta, empezando por lo local, hasta el nacional y combatiremos lo que, como indiqué antes, decía el gran profeta del ecumenismo, el Patriarca Atenágoras: “No podemos ignorarnos los unos a los otros”.

--¿Qué diría desde estas líneas a los fieles ortodoxos en España con respecto a su testimonio cristiano y a la práctica del ecumenismo, y qué diría a los católicos y a los miembros de Iglesias protestantes en esta naciόn?

--A todos, de cualquier confesión, que conserven su fe en Cristo, seguros de que Él es el único salvador del mundo, el único que tiene las respuestas a todos los problemas del mundo actual. Que esta fe salvífica se practique en la Iglesia como dice un gran Padre común de la Iglesia en Occidente, San Cipriano de Cartago: “Fuera de la Iglesia no hay salvación” y como también agrega otro santo Padre común del Oriente, San Juan Crisóstomo, del cual durante el 2007 hemos celebrado los 1600 años de su dormición: “La Iglesia es el único hospital en el que, cuando se entra se sale curado”. Jesucristo no ha fundado ninguna religión, ha fundado la Iglesia, y los que nos llamamos cristianos, hemos de tener el coraje de reconocer cuando estamos enfermos y usar los medios terapéuticos de la Iglesia Una, Santa, Católica y Apostólica.

COLOQUIO DE SU EMINENCIA RVDMA. POLICARPO, METROPOLITA ORTODOXO DE ESPAÑA Y PORTUGAL CON D. JOSÉ LUIS DÍEZ MORENO, DIRECTOR DE LA REVISTA “PASTORAL ECUMÉNICA” (MAYO-AGOSTO 2008, VOL. XXV, N° 74, PP. 80-85) DEL CENTRO ECUMÉNICO “MISIONERAS DE LA UNIDAD” (MADRID)