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lunes, 26 de mayo de 2008

Palabras de S.E. Policarpo en la instalación de Mons. Timoteo



Excelentísimo y Reverendísimo Hermano en Cristo, Monseñor Timotei, Hristos a înviat!
Hoy es Pentecostés para la Iglesia Ortodoxa, universal y local ibérica, porque, exactamente, cada ordenación episcopal, según la tradición litúrgica ortodoxa, es un Pentecostés.
La alegría y la emoción por esta ordenación episcopal aumentan porque se celebra el Domingo de la Samaritana. Cristo en su diálogo con la mujer Samaritana habla del agua de la vida eterna que Él posee. El pozo que contiene esta agua es la Iglesia y la tarea que tenemos como Pastores es dar al pueblo de esta agua: el agua de la salvación, que como dice un gran Padre de la Iglesia, San Cipriano de Cartago, “fuera de la Iglesia no hay salvación”. San Juan Crisóstomo, Arzobispo de Constantinopla, dice que la Iglesia es un gran hospital y la diferencia con otros hospitales es que quién entra en el hospital de la Iglesia queda sanado, porque Cristo-Médico da el agua de la vida, al contrario de la vida eterna.
Este misterio de la vida eterna lo hemos vivido hoy en tu ordenación episcopal durante la Divina Liturgia del Domingo de la Samaritana.
Para mi es una feliz coincidencia, Excelentísimo Hermano, que también fuera yo ordenado el Domingo de la Samaritana en Constantinopla. Yo en Constantinopla, tú en Alcalá de Henares, el mismo misterio independientemente del lugar, como dice Cristo en el Evangelio de hoy.
Mi presencia en este importantísimo acto de toda la Iglesia Ortodoxa en la Península Ibérica y sus Islas tiene dos significados: primero, transmitirte a ti y a todo el clero y rebaño ortodoxo rumano los fraternales saludos, los deseos sinceros y la cordial felicitación de la Madre Iglesia del pueblo rumano, del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, de Su Santidad el Patriarca Ecuménico Bartolomé I, así como las mías personales y del clero y pueblo de la Sacra Metrópolis Ortodoxa de España y Portugal. Todas ellas junto a las del Beatísimo Patriarca Daniel, de tu Eminentísimo Metropolita Josif, querido y venerado Hermano, conocido desde los tiempos de mi servicio sacerdotal en Italia y de los otros Hermanos en el episcopado presentes aquí. Te aseguro mi proximidad y mi colaboración fraterna para el bien de toda la Iglesia Ortodoxa en Iberia y de todos los fieles ortodoxos ibéricos independientemente de su origen étnico.
Segundo, mostrar “a los nuestros y a los demás”, que la Ortodoxia es una, porque Cristo es uno y el pozo y el agua de la vida eterna es el mismo. No existe un pozo griego y otro rumano; uno ruso y otro serbio; uno ucraniano y otro búlgaro; europeo o africano; americano o asiático. Sólo hay un único y mismo pozo y una sola agua de la vida eterna. Esto vale, sobretodo, para aquella parte de la Iglesia Ortodoxa que se encuentra fuera de sus territorios eclesiásticos tradicionales, en nuestro caso, en España y Portugal, donde existe una masiva presencia ortodoxa y nuestros fieles trabajan duramente para la prosperidad de estos dos nobles y cultos países.
Excelentísimo Hermano, tenemos un especial deber en el actual mundo occidental, aquejado, más que en Oriente, de la gran enfermedad de la secularización e indiferencia y de carestía espiritual. La Iglesia de Cristo posee el pozo y en colaboración con nuestros hermanos cristianos de Occidente, católicos y protestantes, saquemos para el mundo el agua de salvación de este pozo divino.
Bienvenido, Excelentísimo Hermano, de la otra parte de los Pirineos. Te deseo un fructífero ejercicio pastoral y una vida llena de salud, prosperidad espiritual e iluminación de la Luz inextinguible del Vencedor de la muerte y la corrupción, Jesucristo gloriosamente resucitado, para el bien de toda la Iglesia Ortodoxa, de la cual, hoy, eres parte, oficialmente, como Obispo y Pastor.
De parte de nuestra común Madre Iglesia, del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, recibe este encolpion símbolo del buen corazón que debe tener siempre el Pastor.
Ἂξιος!
Χριστός Ἀνέστη! Христос воскресе! Hristos a înviat! ¡Cristo ha resucitado!
Εἰς πολλά ἒτη Δέσποτα! Ad multos annos! La mulți ani!
Fuente: Arzobispado Ortodoxo de España y Portugal (Patriarcado Ecuménico)
Fotografía de Mons. Timoteo: (c) Oana Robu Photography

jueves, 1 de mayo de 2008

Entrevista de S.E. Policarpo para ‘Ciudad Nueva’


Durante muchos años el ecumenismo ha transcurrido por los caminos de la tolerancia, el cese de polémicas, el respeto mutuo, el diálogo... ¿Cuáles serán los siguientes pasos?

- Para el ecumenismo han sido muy útiles el diálogo y el conocimiento recíproco, la tolerancia, el cese de polémicas y el enriquecimiento mutuo. Pero como corriente dentro la Iglesia todavía tendrá una misión más elevada: ayudar a los pastores y a los fieles a entrar en una nueva fase de diálogo. Mientras que la primera fase (1979-2006) se ocupó de examinar las cosas que nos unían, esta nueva etapa, que comienza con el encuentro de Rávena, quiere examinar las cuestiones que separan a las Iglesias, especialmente en temas de eclesiología. Se necesita mucha, continua y fervorosa plegaria para que todos, especialmente los responsables, obtengamos la iluminación divina.

- En esa reunión de Rávena, así como en el encuentro a puerta cerrada de Benedicto XVI con 143 cardenales, se debatió sobre la plena comunión de las Iglesias Católica y ortodoxas. ¿Qué significado da usted a estos eventos?

- En Rávena tuvo lugar, entre el 8 y el 15 de octubre de 2007, la X Asamblea Plenaria de la Comisión Mixta del Diálogo Teológico entre las Iglesias Católico-Romana y Ortodoxa. En esta reunión se completó el estudio comenzado el año anterior en Belgrado. El documento final aprobado por todos es muy importante, porque católicos y ortodoxos acuerdan constituir una plataforma teológica y eclesiológica común sobre al primado del obispo de Roma. Se decidió hacer un examen histórico-teológico de este primado durante el primer milenio, y este estudio histórico-teológico será analizado por periodos concretos. La primera sub-comisión se ha reunido a mediados de febrero en Roma. El examen durará cuatro años y el objetivo es aclarar si este primado es de honor o de poder.

El encuentro de Rávena ha sido muy positivo por cuanto católicos y ortodoxos han constatado juntos que, a lo largo de la historia de la Iglesia, y en tres niveles, local (diócesis), regional (metrópolis, patriarcado) y universal, hay siempre un “primus”, es decir, alguien que tiene una función particular; y no hay duda de que a nivel universal este primado lo ha ejercido el obispo de Roma. Sobre esto no hay duda; pero, como dije antes, es necesario estudiar cómo se ha ejercido ese primado en la historia. En esta nueva fase del diálogo se estudiará la figura y el papel especial del obispo de Roma en la Iglesia universal, que, como se sabe, es un punto crucial que divide la eclesiología de las dos Iglesias.

Por lo que respecta al encuentro a puerta cerrada del Papa con los cardenales, lo único que puedo decir de manera oficiosa, puesto que se trataba de un encuentro privado, es que el Papa ha insistido mucho en el tema de la unión con la Iglesia Ortodoxa, pues, como gran teólogo que es, ve más posibilidades en la unidad con la Ortodoxia, y seguramente pidió a los cardenales su colaboración en el tema.

Para concluir, quiero subrayar que el nuevo clima positivo del diálogo teológico entre las dos Iglesias, tras años de frialdad y cerrazón, y por lo que respecta a la Iglesia Ortodoxa, se debe al esfuerzo del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla y personalmente a Su Santidad el Patriarca Ecuménico Bartolomé I.

- ¿Cómo debe prepararse el pueblo llano para asimilar los posibles acuerdos a los que puedan llegar los responsables de ambas Iglesias?

- Antes que nada deben asimilar estos posibles acuerdos los pastores, obispos y presbíteros de las dos Iglesia y hacerse predicadores ante sus propios fieles. Si los pastores no saben o no quieren asimilar, cómo lo asimilará el rebaño! Éste es  el punto central. La unidad de los cristianos hay que asumirla como una tarea propia e individual, y estoy seguro de que con la ayuda del Espíritu Santo, con la oración continua y fervorosa, esta cuestión se convertirá en algo propio del pueblo. Después, la asimilación se dará por sí sola.

- La experiencia de los Focolares en el campo ecuménico nos dice que la amistad entre miembros de distintas Iglesias suscita un conocimiento mutuo y una mayor colaboración. ¿Qué opina al respecto?

- Conozco el Movimiento de los Focolares desde que llegué a Roma como becario de la Santa Sede, allá por 1988. Una tarde del otoño de aquel año, mi Mentor, el actual Patriarca Ecuménico Bartolomé, me llevó al Centro Uno, por Piazza Navona, para conocer a sus responsables, las queridísimas Gabriela y Johanna. Me produjo una profunda impresión su agradable y amigable comportamiento. Después, durante los diecisiete años de servicio sacerdotal en Italia, he conocido aún mejor el Movimiento Focolar en todo el país, especialmente en el Véneto y Roma. He constatado que la clase de amistad que practican los Focolares en el campo ecuménico es la única y verdadera clave que puede abrir puertas cerradas durante siglos.

Un gran pionero del Ecumenismo, el inolvidable Patriarca Ecuménico Atenágoras, que tenía tanta amistad personal con Chiara Lubich que incluso la llamaba con el nombre de Isapóstola Tecla, decía convencido que la verdadera causa del cisma había sido el “ignorarse mutuamente” y “la falta de mirarse a los ojos unos a otros”. Este distanciamiento, este ignorarse durante siglos, ha sido la causa de crearse ideas propias los unos sobre los otros que no correspondían a la realidad, con la consecuencia dolorosa de defender a cualquier precio, incluso con la guerra, los muros confesionales. Por el contrario, cuando dos personas se encuentran y uno mira al otro a los ojos es natural establecer un conocimiento recíproco, un diálogo, una colaboración, y se da una amistad no superficial, sino del tipo que los antiguos griegos y los Padres de la Iglesia atribuían al término “amistad”, usando el verbo “filó”, y no el verbo “agapó”, pues este último incluye cierta carga de sentimentalismo. El prototipo de la verdadera amistad y del verdadero amor los Santos Padres lo identifican con el amor que une a las tres Personas de la Santísima Trinidad.

Saludo a los queridos amigos Focolares de España y Portugal. Estoy convencido de que se distinguen por su amistad verdadera con todos los cristianos y con todos los hombres de buena voluntad y les deseo que mantengan siempre encendido el “Focus Lare” de su alma para convertirse en fervientes trabajadores de la unidad e “isapóstoles”, como lo fue su Fundadora, Chiara Lubich.

Mayo de 2008, nº 453, año L